lunes, mayo 02, 2011

Gracias Madre

Maiestas Mariae del ápside de la iglesia de Santa Maria de Taüll




¡GRACIAS MADRE, POR HABERME DADO TANTO!

José Maria Alimbau, en el FULL DOMINICAL, ha escrito este poema para el día de la madre.

Muchos ya no tenemos a nuestra madre físicamente en la tierra, pero siempre tenemos a la Madre de Dios que es madre nuestra y nos ama incondicionalmente.

- ¡Gracias madre! Tú que pusiste en marcha y diste cuerda al motor-reloj de corazón, de mi vida, de mis esperanzas.

- ¡Gracias madre! Tú que emtreñazastes mis venas entre vigilias y sueños; y que me ofreciste tu sangre, tu genética, tu vida tu fe.

- ¡Gracias madre! Tú me diste un cerebro, asiento de las funciones esenciales motoras y espirituales.

- ¡Gracias madre! Tú me diste dos ojos por lucero, para descubrir la belleza del mundo y poder contemplar tu sonrisa, para que así yo aprendiera a sonreír.

¡- ¡Gracias madre! Por los oídos para poder percibir las sinfonías externas y escuchar tu voz y dos mejillas que tejiste de piel sensible y suave, para recibir tus caricias, tus arrullos y tus besos.

-¡Gracias madre!, por tu generosidad, por la inmensidad de tu amor y por tu ternura.

- ¡Si, gracias madre, por haberme dado tanto!

1 de Mayo 2011

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola familia! Ante tantas malas noticias que nos dan cada día, nos alegramos de poder escuchar cada semana la Buena Noticia del evangelio. Esta semana nos da un ejemplo precioso con los discípulos de Emaús, tristes y desesperanzados huyen de la Comunidad, lo precioso es que Jesús, se hace el encontradizo y dialoga con ellos...Lo reconocen al partir el Pan, que cuando lo comen, Jesús desaparece, pero el gran milagro es que se queda en su interior llenando sus vacíos. "No ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las Escrituras"
El gran cambio es que vuelven a la Comunidad.
Estos discípulos somos nosotros, solos nos desanimamos, necesitamos de la eucaristía y de la Comunidad.
Recibid todos un fuerte abrazo.


Francisca

Anónimo dijo...

DOMINGO III DE PASCUA
8 de Mayo 2011

3ª LECTURA: Lc 24,13-35
Aquel mismo domingo, dos de los discípulos que se iban a una aldea llamada Emaús, e iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo: ¿De qué discutís entre vosotros y por qué estáis tristes? Respondió uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han sucedido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue un profeta, poderoso en obra y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha sucedido. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que fueron al sepulcro; y al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria? Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras…Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se los iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras? Y levantándose se volvieron a Jerusalén.

COMENTARIO: Este relato tan conocido, hoy puede ser totalmente nuevo para nosotros, que tantas veces huimos sin entender el porqué de nuestros límites, altibajos, malhumores…Así como Jesús les enseña el significado de su muerte necesaria para que el Amor del Padre se manifieste en cada una de estas situaciones…Así también sólo le reconocen cuando escuchan la Palabra y comen el pan: “Partió el pan y se los iba dando. Entonces le reconocieron, pero él desapareció” Desapareció físicamente, pero se quedo en su corazón. Esto fue la causa de su transformación, es como un camino de ida y vuelta, pasan de la desesperanza a la fe. Huyen de la comunidad y después de comulgar vuelven a ella. Su vacío interior había encontrado la presencia viva del Resucitado ¿No estaba ardiendo nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?
¿Cuántas veces también nosotros queremos huir de tantas situaciones de sufrimiento? y de hecho huimos…Pero si tenemos la suerte de escuchar la Palabra de Dios y recibir la eucaristía, ejes centrales de nuestra fe, nuestras actitudes cambian, se transforman y volvemos a amar a las personas.
Pidamos al Resucitado que se quede siempre en nuestro corazón.