miércoles, julio 25, 2018

Convivencia Montesclaros 2018 - Parte 1

Edurne nos narra sus experiencias de este julio en Montesclaros



2018-07-04 CONVIVENCIA DE MONTESCLAROS
PARTE I
Begoña y servidora nos dirigimos a Santander, como primer destino para tomar un tren que nos dejase en Reinosa. Al pasar por el Tiger de Santander entré a curiosear y la Providencia me premió con mi  tabla de equilibrio. Mari Jose y su madre Ana vinieron a recogernos a la estación, y después de varias peripecias y de encontrarnos con una alma caritativa, llegamos con bien al monasterio. Después de la cariñosa bienvenida y de cenar,  con sorpresa nos dimos cuenta que nos alojaban en la parte del convento, decidimos reírnos del asunto. Begoña miraba con desconfianza los objetos colgados en el pasillo, así que Juan Carlos estuvo a punto de devolverla a la hospedería, pero Begoña se negó a dejarme sola en aquel entorno. Con las emociones y las risas dormimos fenomenal, Begoña también¡ (me contó que la primera noche fuera de casa no pega ojo).
En el calentamiento nos íbamos turnando con los números y así participamos todos, salió muy bien. Practicamos todos los días la tabla de los 4 minutos que nos enseñó Teresa de Valencia. Y de premio, tras el calentamiento, nos daba tiempo para una vuelta mañanera al monasterio. Pilar nos enseñó  a hacer claping en las axilas, nos dijo que es una forma de hacer circular la linfa y de limpieza. Carlos de Madrid nos enseñó automasaje usando los puños de una manera suave.
El primer movimiento de taichi al que me incorporé fueron las nubes a petición de nuestro cocinero Julio. La fundación a la que pertenece  y lleva la hospedería, ha editado un libro con imágenes cuyo punto de partida son las nubes. Yo encantada pues quiero aprender los números de la tabla de taichi que continúan. Lo mejor era que cumplir el principio de “mirar al horizonte”, era precioso desde  la puerta de la hospedería.
Hemos ido a la biblioteca a hacer fresquito-calorcito, el lugar más luminoso y aireado del monasterio. Me he dado cuenta que no existe “la postura correcta”, sino que cada momento hay que encontrar el equilibrio, me ha venido la imagen del tentetieso. Peter también decía que caminásemos como si fuéramos una bolsa de agua, algo inestable que va buscando la estabilidad según avanzas.
Abordamos el capítulo XXVII del Tao Te Ching. He aprovechado para comentar que todo es sin esfuerzo y con gusto, aprovechando las palabras de Pilar, que recalcaba en la necesidad de entrenamiento. Cada uno aceptar su momento, su caminito, por eso “el buen caminante no deja huellas”. Nadie puede pisar la huella del otro, cada uno hace su propio camino. Cuando tenemos experiencia y lo comunicamos, nadie puede rebatirnos, los nudos no pueden deshacer. La primera parte de este capítulo es personal, como se comporta el sabio; la segunda es convivencial, el sabio vive para servir, aprovecha todo, da buen ejemplo y utiliza el ejemplo del menos bueno para aprender, todo lo integra en su vida sin rechazar a nadie. A mí me venían las palabras de Jesús “no juzgues”  Cuando has aceptado una situación, es como si se hubiera cerrado con un cerrojo. El artista aprende la técnica y luego la olvida, no necesita el ábaco para contar.
En la comida también salen temas interesantes. Pilar nos ha hablado de cómo últimamente se han estigmatizado las grasas, que son calorías a largo plazo y en cambio el auténtico peligro está en lo azucares (algunos directos y otros alimentos que al procesarlos se convierten en azucares). Por otra parte ella misma nos preguntó ¿por qué tenemos un hueso que se llama sacro? Porque gracias a la evolución de ese hueso podemos mantenernos en la postura de pie y mirar al cielo. Solo los humanos lo podemos. Me he emocionado y me han entrado ganas de llorar y como me han animado a ello, eché unas lagrimillas en el desayuno.
Tras la siesta no he podido levantarme de la cama y me he quedado haciendo fresquito-calorcito, ¡en la gloria! Sentía el latido del corazón. Al final en la postura de 5 corazones miran al cielo, he contado hasta 10 respiraciones, sin pensar en nada. Sentirme mientras estoy en la cama, sin pensar en nada, dejando irse a los pensamientos, sonriendo, ¡es mi medicina ¡
En Misa hemos recitado el salmo 26,  mi preferido. Hicimos 2 grupos para recitarla, al mío le ha tocado mi parte preferida ”Espera en el Señor, ten ánimo, sé valiente, espera en el Señor”.
Nos ha dado tiempo para ir a Aguilar de Campoo a ver la exposición sobre las edades del hombre “Mons Dei”. La primera visita ha sido más agradable para mí, por espacio, por el tema de la montaña y la espiritualidad. Cuando ha explicado el budismo me he sentido muy identificada. Pero la sorpresa vino en la segunda visita,  vimos un cristo sonriente de Alejo de Vahía. El único que conocía con esa expresión era el de la capilla del Castillo de Javier. ¡Ya tenemos otra imagen que nos recuerda que la cruz es sonriente!
María José nos dio un truco para saber cuál es la distancia de un pie a otro cuando estamos de pie en paralelo.
Dando una vuelta mañanera al monasterio con Lucía (la sobrina de Marisa), nos enseñaron una canción infantil, muy bonita,  que consistía en hacer un cordón humano que se enredaba y luego se soltaba. Me pareció que puede quedar muy bien en el calentamiento.
El último día que estuve en el calentamiento le cantamos a San Fermín e hicimos el honor a los toros con “kalean gora”. Improvisé una nueva adaptación más redondita y tranquila para movernos con más gusto.
En el último desayuno hablé un poco más con Ada e Isabel. Isabel que ya tiene experiencia se reía de sus expectativas hace años, “cuando tenga cierta edad, ya estaré bien, tranquila”. Y ahora te das cuenta que cada día tienes que “aceptar, aprobar, adaptar….”. Me hizo recordar un comentario reciente de Alejo sobre los moños del Tao. El carácter de Tao representa la cabeza de una persona noble y eso se nota en el tocado, hay dos pinceladas que lo representan. Pero Peter veía la manifestación de dos personajes: el ángel y el demonio. Y decía que estas dos vocecitas te acompañan hasta el final.
Le comenté a Isabel que me gusta mucho poner las dos manos a la altura del timo, sobre todo cuando se trabajan los movimientos de cabeza con la tabla de los 4 minutos. Me contestó que a ella también le gusta mucho y que cuando tiene algún malestar se pone las manos ahí y se tranquiliza.
Begoña y servidora regresamos contentas a casa tras unos días estupendos en Montesclaros. Quisimos ver el mar y acabamos tomándonos algo en la cafetería de la fundación Botín, y de sorpresa pudimos ver atracar  un ferry muy cerquita.
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