lunes, febrero 18, 2008

Año Nuevo Chino 2008
















Eucaristía en el Rincón del Silencio

AÑO NUEVO CHINO 2008-02-17 (Año de la Rata)

Hoy hemos celebrado en el Rincón del silencio, el año nuevo chino. La Misa concelebrada entre los dos padres, Peter y Enric, ha sido con calorcito familiar.

El padre Peter está afónico y no podía hablar y ha sido el padre Seguí el que ha hecho la homilía.

De todas maneras, Peter nos ha dicho que es época de Cuaresma, que los teólogos no hablan de san José, que el Rincón del silencio ahora, después de 30 años es un lugar de “cariñito familiar”,y estudiando, durante este tiempo , a Tao, él ha llegado a la conclusión que Tao es cariñito familiar.

Entre la vida personal y la vida social, está la vida familiar. Jesús vino a convivir entre nosotros.

Fresquito-calorcito es físico y químico, pero sentir el gustito-justito-cariñito es llegar al perfume de amor y cariñito familiar. Mucho calor es acalorado y politicos.

El padre Seguí, primero ha felicitado al padre Peter por llegar a los 60 años de sacerdote, pocos lo consiguen con esa fuerza y entrega.

Ha hablado del evangelio de hoy, “La Transfiguración de Jesús”, que Éste se llevo al monte Tabor a Pedro, aunque ignorante y con poca cultura de libros, porque era fuerte y valiente, y a los hermanos Santiago y Juan, que son llamados “ Los hijos del trueno”, también por el mismo motivo. Los otros personajes de este evangelio son Moisés que representa La Ley y Elías representa a los profetas y la experiencia, prediciendo la llegada del Mesías También ha hablado del calorcito de san José, que tanto nos enseña, La Iglesia somos cada uno de nosotros, de la calma, de la tranquilidad………

Luego nos hemos ido a comer todos juntos a un restaurante chino, donde hemos convivido comiendo, bebiendo, hablando y cantando canciones.

Frase de Peter: “Cariñito familiar ni se compra ni se vende, solo conviviendo se consigue”

Año de la rata de tierra:

La Rata es el primero de los signos del zodiaco chino, el último es el Cerdo.

La Rata está unida a los cinco elementos: metal, madera, tierra, agua y fuego. Este año le corresponde a la Rata de tierra.

Acostumbra, casi siempre, a ser año bisiesto. La rata es un animal que se reproduce mucho, por lo tanto es muy fructífera y es año bueno para las familias



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Isabel Moreno nos envía este escrito que ha hecho para sus alumnos sobre el AGUA. El dictado, como podéis leer es para los niños-as, pero creo que todos nosotros tenemos que concienciarnos de lo muy importante que es el agua.

DICTADO del 13 de Febrero, 08 para alumnos de 1º ESO

IES Sant Feliu de Guíxols, Girona

AGUA

Nuestro cuerpo está básicamente formado por agua, ningún ser vivo podría vivir sin ella. Cuando tú la utilizas debes de cuidarla, no abusar de ella; cerrando el grifo para no desperdiciarla aprendes a valorarla.

Nuestra madre Naturaleza nos regala sus frutos y así nos mantiene vivos, pudiendo disfrutar de sus bienes. Es útil para todos que aprendas a respetarla, sabiendo el límite de su consumo.

Vivimos en una sociedad muy cómoda, pero en exceso mecanizada y por lo tanto alejada cada vez más de la naturaleza, y poco a poco nos van construyendo un mundo artificial que olvida los tesoros que desde siglos nos mantienen vivos.

Si tú haces buen uso del agua estás ayudando a mantener vivo este bello Planeta.

El presente depende también de ti.

Preguntas sobre el dictado:

1/ ¿qué heces tú cada día para no malgastar el agua?

2/ ¿por qué la Naturaleza es madre de todos?




10 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos dias Bloggeros/as
El día de La Candelaria como sugirió Maribel, encendí una velita y oré un Padre Nuestro. Y creo que ha dado resultado, desde entonces noto todos los dias, a nivel personal, claro está, el cariñito familiar que me protege y alienta, aún cuando aparentemente pudiera parecer soledad, es una gran dicha haga lo que haga y pase lo que pase.
Un fuerte abrazo para todos
Ana

Anónimo dijo...

DIÁLOGO MÁS HUMANO

La escena es cautivadora. Llega Jesús a la pequeña aldea de Sicar. Está «cansado del camino». Su vida es un continuo caminar y recorrer los pueblos anunciando ese mundo mejor que Dios quiere para todos. Necesita descansar y se queda «sentado junto al manantial de Jacob».
Pronto llega una mujer desconocida y sin nombre. Es samaritana y viene a apagar su sed en el pozo del manantial. Con toda espontaneidad Jesús inicia el diálogo: «Dame de beber».
¿Cómo se atreve a entrar en contacto con alguien que pertenece a un pueblo impuro y despreciable como el samaritano? ¿Cómo se rebaja a pedir agua a una mujer desconocida? Aquello va contra todo lo imaginable en Israel. Jesús se presenta como un ser necesitado. Necesita beber y busca ayuda y acogida en el corazón de aquella mujer. Hay un lenguaje que entendemos todos porque todos sabemos algo de cansancio, soledad, sed de felicidad, miedo, tristeza o enfermedad grave.
Las necesidades básicas nos unen y nos invitan a ayudarnos, echando por tierra nuestras diferencias. La mujer se sorprende porque Jesús no habla con la superioridad propia de los judíos frente a los samaritanos, ni con la arrogancia de los varones hacia las mujeres.
Entre Jesús y la mujer se ha creado un clima nuevo, más humano y real. Jesús le expresa su deseo íntimo: «Si conocieras el don de Dios», si supieras que Dios es un regalo, que se ofrece a todos como amor salvador… Pero la mujer no conoce nada gratuito. El agua la tiene que extraer del pozo con esfuerzo. El amor de sus maridos se ha ido apagando, uno después de otro.
Cuando oye hablar a Jesús de un «agua» que calma la sed para siempre, de un «manantial» interior, que «salta» con fuerza dando fecundidad y vida eterna, en la mujer se despierta el anhelo de vida plena que nos habita a todos: «Señor dame de beber».
De Dios se puede hablar con cualquiera si nos miramos como seres necesitados, si compartimos nuestra sed de felicidad superando nuestras diferencias, si profetas y dirigentes religiosos piden de beber a las mujeres, si descubrimos entre todos que Dios es Amor y sólo Amor.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora Buenas Noticias
Contribuye a conocer el don de Dios. Pásalo 24 de febrero de 2008
3 Cuaresma (A)
Juan 4, 5 – 42

Anónimo dijo...

Sra Ana, el poder de la oración es milagrosa, pero no solo un día. Hay que orar siempre para no caer en la tentación, la cabeza nos da muchos quebraderos.

Muy bonito lo del cariñito familiar y muy dificil de conseguir, creo yo.

En cuanto al agua,voy a enviar este dictado de la señora Isabel Moreno a cuantos pueda ¡¡¡¡Muchas gracias!!!!

Saludos a todos A.Z

Anónimo dijo...

El arquetipo familiar de un San josé como activo taoista creo que ni lo conocemos ni sabemos lo que significa, porque para eso tendríamos que conocer al Jesús real, no como cristiano, pues esa palabra no la inventó Él, sino como persona de su tiempo y de su región, y a fe mía, como diría el don Quijote, que ha muchas leguas a la redonda amigo Sancho que no aparecen gigantes que osen aventurarse por las sendas estas de la caballeresca. En nuestros dias hay mucho "letrado" y mucho "licenciado" en los caminos, pero poca aventura digna de suscitar la simpatía y admiración de quien la escucha. A no ser que ...la ignorancia y las escasas luces cieguen el "normal entendimiento".
Hay una diferencia entre esto que digo y lo que se dijo hace quinientos años: los personajes tan bien identificados en aquel entonces, hoy formamos un salteado a la quijotesca; permanecen como terreno para sostener este entramado cotidiano, la duración de la aventura fué un lapso eterno en el recodo de cualquier camino. El caballero de la triste figura, ya ahora todos lo podemos ser, y lo somos evanescentemente, intemporalmente, ¿ Alguien se ha atrevido a reescribirla de nuevo dicha novela en su propia vida?
¿ Alguien ha "topado" con la iglesia ?. Ahí punto crucial. La Iglesia será la cabeza visible y todo lo que se quiera decir, pero sigue siendo piedra de tropiezo, ¿ Que es?, que todo lo suscitado por hombres es motivo de escándalo?. Parece necesario que haya de ser así, que continúe siéndolo para suscitar lo que el capítulo XXVI del Tao Te Ching dice al inicio: < lo pesado es la raiz de lo ligero >, como que lo más férreo, denso, atenazado, es lo que da presencia a lo más ligero, volatil y sutil. Creo que por ahí van los tiros

Anónimo dijo...

Hola a todos los frecuentadores del Rincón de la Calma; me recojo unos momentos con vosotros para aunar mi calorcito al vuestro y compartir el "cariñito familiar" en esta preciosa cueva, morada tantas veces de la inspiración y el Amor del Altísimo.

Sobre las andanzas en la Búsqueda de Dios, no hay aventura mayor; dar peso a lo ilimitado; la cosa se parece a lo volatil, vagando errante en el desierto esperando al árbol que lo acoja y le de morada, previo ofrecimiento del agua, que por sus raices extrae del pozo de la vida sellado y que, por su Gracia penetrante, logrará abrir.

Anónimo dijo...

Aunque antiguo y ya sabido, siempre viene bien recordarlo.> > >
>
> Proverbio árabe
>
> > No digas todo lo que sabes,
> > No hagas todo lo que puedes,
> > No creas todo lo que oyes,
> > No gastes todo lo que tienes
> >
> > Porque,
> > Quien dice todo lo que sabe,
> > Quien hace todo lo que puede
> > Quien cree todo lo que oye,
> > Quien gasta todo lo que tiene
> >
> > Muchas veces:
> > Dice lo que no conviene,
> > Hace lo que no debe,
> > Juzga lo que no ve,
> > Gasta lo que no tiene

Anónimo dijo...

Lo del cariñito familiar es dar cabida a la dimensión de lo insípido, inaudible, invisible e impalpable. Es dar la vuelta a la tortilla, en definitiva, es como si el acto de orar se extendiera del Uno; orar, crer, amor a toda su manifestación, a través de la persona, no a través de uno mismo.
El uno mismo tiene unos sentimientos y condicionantes, que ubican en el tiempo y en el espacio; cuando ya te sabes ubicado hay que dar rienda suelta a lo que realmente se es, a lo que realmente se aspira, a lo que realmente se pueda sentir, pensar, hablar, comer,...etc
El cap XIV habla del cariñito familiar: < Se lo mira y no se lo ve..>

Anónimo dijo...

¡Hola Familia! Detrás de cada Palabra de Dios, se
esconde el rostro cálido del Amor de nuestro Padre,
que quiere para todos sus hijos una calidad de vida
que llene y plenifique todo el ser.
Un abrazo.


3ª LECTURA: Jn 4, 5-42
En aquel tiempo, llegó, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió:
«Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice dame de beber, tú le habrías dado agua viva.
Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, se convertirá en él en fuente de agua que brota para la vida eterna
Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.» Él le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.» Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.» Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.» Jesús le dice:
«Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en Espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.
Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo desvelará todo.» Jesús le dice: «Yo soy, el que está hablando contigo.»
En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?» La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?» Salieron de la ciudad e iban hacia él. Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.» Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis.» Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?» Les dice Jesús:
«Mi alimento
es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.
¿No decís vosotros: cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros y ved los campos, que blanquean ya para la siega.
Ya el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador, porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigan y vosotros os aprovecháis de su fatiga.
Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» Cuando llegaron a él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»

COMENTARIO: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber le pedirías tu, y él te daría agua viva” Si en la primera lectura los israelitas se quejan por la falta de agua, en esta lectura es Jesús que se ofrece como la verdadera agua viva. El diálogo es el que abre horizontes insospechados. Algo sorprendente y nuevo sucedía para la samaritana con este diálogo directo con Jesús, Jesús le habla desde la dimensión espiritual, mientras que la mujer solo entiende las palabras desde su necesidad material. La conversación la pone en frente de su verdad “llama a tu marido, no tengo marido. Jesús le dice: Tienes razón, ya que has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad” Los dos mantienen un magnífico diálogo interior, es un modelo de oración excelente que poco a poco cambia a la persona. Jesús Maestro y pedagogo, siempre sale al encuentro de las personas por la parte humana, que es la que nos interesa, nos movemos y vivimos, pero su pedagogía es la de llevar al hombre al terreno espiritual, desconocida para él. El agua viva ahora lo inunda todo, es un cambio de vida radical para la samarita, que salvará su vida sencilla. Jesús promete un manantial de agua que dentro de nosotros saltará hasta la vida eterna.
El evangelio de la samaritana es en definitiva la alegoría del camino que sigue nuestra fe. Nuestra gran sorpresa es que con los diálogos con Jesús, nuestro pequeño “yo” egoísta y cerrado es atravesado por el fluir del Espíritu que nos abre a la dimensión espiritual del amor de Dios y del prójimo. Esto es el hombre interior, no aquel que se mueve por fuertes emociones primarias tales como, celos, envidias, temor, desesperanza…
Es el fruto de la oración constante, que casi sin darnos cuenta nos va renovando por dentro.

Pregunta: ¿En que te sientes identificado con la samaritana? ¿Cuál es tu sed? ¿Qué don le pedirías a Jesús?

ORACIÓN: Señor, tu nos sales al encuentro cuando nos ves sedientos. Colma nuestra sed de libertad y paz interior.

Anónimo dijo...

¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Cada año, la Cuaresma nos ofrece una ocasión providencial para
profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a
descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros
lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos. En el tiempo
cuaresmal la Iglesia se preocupa de proponer algunos compromisos
específicos que acompañen concretamente a los fieles en este proceso de
renovación interior: son la oración, el ayuno y la limosna. Este año, en mi
acostumbrado Mensaje cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la
práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los
necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse
del apego a los bienes terrenales. Cuán fuerte es la seducción de las
riquezas materiales y cuán tajante tiene que ser nuestra decisión de no
idolatrarlas, lo afirma Jesús de manera perentoria: “No podéis servir a
Dios y al dinero” (Lc 16,13).

La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentación, educándonos a
socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo
que poseemos por bondad divina. Las colectas especiales en favor de los
pobres, que en Cuaresma se realizan en muchas partes del mundo, tienen
esta finalidad. De este modo, a la purificación interior se añade un
gesto de comunión eclesial, al igual que sucedía en la Iglesia primitiva.
San Pablo habla de ello en sus cartas acerca de la colecta en favor de
la comunidad de Jerusalén (cf. 2Cor 8,9; Rm 15,25-27 ).

2. Según las enseñanzas evangélicas, no somos propietarios de los
bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos
considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor
nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia
hacia el prójimo. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, los
bienes materiales tienen un valor social, según el principio de su
destino universal (cf. nº 2404).

En el Evangelio es clara la amonestación de Jesús hacia los que poseen
las riquezas terrenas y las utilizan solo para sí mismos. Frente a la
muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de
un fuerte reproche las palabras de San Juan: “Si alguno que posee
bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus
entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (1Jn 3,17). La
llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los países en
los que la mayoría de la población es cristiana, puesto que su
responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el
abandono es aún más grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia
aun antes que un acto de caridad.

3. El Evangelio indica una característica típica de la limosna
cristiana: tiene que ser en secreto. “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace
la derecha”, dice Jesús, “así tu limosna quedará en secreto” (Mt
6,3-4). Y poco antes había afirmado que no hay que alardear de las propias
buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa
de los cielos (cf. Mt 6,1-2). La preocupación del discípulo es que todo
vaya a mayor gloria de Dios. Jesús nos enseña: “Brille así vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestra buenas obras y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,16). Por tanto, hay
que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra.

Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto
de ayuda al prójimo, evitando que se transforme en una manera de llamar
la atención. Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad
la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más
bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a
obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica
evangélica. En la sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya
que esta tentación se plantea continuamente. La limosna evangélica no es
simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad,
la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de
los hermanos, a imitación de Jesucristo, que muriendo en la cruz se
entregó a sí mismo por nosotros. ¿Cómo no dar gracias a Dios por tantas
personas que en el silencio, lejos de los reflectores de la sociedad
mediática, llevan a cabo con este espíritu acciones generosas de sosté
n al prójimo necesitado? Sirve de bien poco dar los propios bienes a
los demás si el corazón se hincha de vanagloria por ello. Por este
motivo, quien sabe que “Dios ve en el secreto” y en el secreto recompensará
no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que
realiza.

4. Invitándonos a considerar la limosna con una mirada más profunda,
que trascienda la dimensión puramente material, la Escritura nos enseña
que hay mayor felicidad en dar que en recibir (Hch 20,35). Cuando
actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos
sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos
(cf. 2Cor 5,15). Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes
con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene
del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de
satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras
limosnas con su alegría. Y hay más: San Pedro cita entre los frutos
espirituales de la limosna el perdón de los pecados. “La caridad –escribe–
cubre multitud de pecados” (1P 4,8). Como a menudo repite la liturgia
cuaresmal, Dios nos ofrece, a los pecadores, la posibilidad de ser
perdonados. El hecho de compartir con los pobres lo que poseemos nos di
spone a recibir ese don. En este momento pienso en los que sienten el
peso del mal que han hecho y, precisamente por eso, se sienten lejos de
Dios, temerosos y casi incapaces de recurrir a él. La limosna,
acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un
instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos.

5. La limosna educa a la generosidad del amor. San José Benito
Cottolengo solía recomendar: “Nunca contéis las monedas que dais, porque yo
digo siempre: si cuando damos limosna la mano izquierda no tiene que saber
lo que hace la derecha, tampoco la derecha tiene que saberlo” (Detti e
pensieri, Edilibri, n. 201). Al respecto es significativo el episodio
evangélico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo
“todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante
moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da a Dios
lo que le sobra, no da lo que posee sino lo que es. Toda su persona.

Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripción de los
días inmediatamente precedentes a la pasión y muerte de Jesús, el cual,
como señala San Pablo, se ha hecho pobre a fin de enriquecernos con su
pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a sí mismo por nosotros. La
Cuaresma nos empuja a seguir su ejemplo, también a través de la práctica
de la limosna. Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de
nuestra vida un don total; imitándole conseguimos estar dispuestos a dar,
no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos.
¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad?
Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un
medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando
gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza
material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por
tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas dis
tintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.

6. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos invita a “entrenarnos”
espiritualmente, también mediante la práctica de la limosna, para
crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. Los Hechos
de los Apóstoles cuentan que el Apóstol San Pedro dijo al hombre tullido
que le pidió una limosna en la entrada del templo: “No tengo plata ni
oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el
Nazareno, echa a andar” (Hch 3,6). Con la limosna regalamos algo material,
signo del don más grande que podemos ofrecer a los demás con el anuncio y
el testimonio de Cristo, en cuyo nombre está la vida verdadera. Por
tanto, que este tiempo esté caracterizado por un esfuerzo personal y
comunitario de adhesión a Cristo para ser testigos de su amor. María, Madre y
Sierva fiel del Señor, ayude a los creyentes a llevar adelante la
“batalla espiritual” de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la
práctica de la limosna, para llegar a las celebraciones de las fiest
as de Pascua renovados en el espíritu. Con este deseo, os imparto a
todos una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 30 de octubre de 2007

BENEDICTUS PP. XVI

Anónimo dijo...

Palabras palabras y más palabras.
Toda vuestra enseñanza no pasa de ser palabrasdichas por hombres que hace mucho desaparecieron junto con sus huesos, le dijo Lao Zi a Confucio cuando le preguntó acarca de los ritos