domingo, septiembre 16, 2018

Testimonio de Yolanda Villanueva de la convivencia de Carrillo Puerto (México) -Agosto 2018

Testimonio de Yolanda Villanueva de la convivencia de Carrillo Puerto (México), durante el mes de agosto de 2018:
 Quisiera contar todo lo que viví en esta Convivencia de Cariñito Familiar, todos los lugares y las experiencias compartidas: “El centro del mundo” de los mayas, que es una capillita en donde está la Virgencita de Guadalupe y en el altar, una cruz de piedra muy antigua; la laguna con el fondo de fango y una barquita en la arena, que me recordó a la canción que cantábamos con Peter en la comunión; el primer cenote con la cascada que caía del cielo y que dejó de caer cuando llegó la hora de comer; Tulum en un día especialmente caluroso, con sol, y lluvioso sin sol; la llegada de la segunda camada de taichistas mexicanos; Cobá con la pirámide más alta, que subí junto a Carlos taichicheando mientras los colegas españoles subieron y bajaron como monos; el Cenote Paraíso del Corazón, el más hermoso que recuerdo, con agua cristalina y tranquila; la noche llena de estrella que vi con Marisa y con Ricard; la Laguna de Bacalar, la de los siete colores y el cenote negro tan profundo; la corriente lenta que nos llevaba sin que nosotros tuviéramos que hacer nada, más que dejarnos llevar; las mañanas de Fresquito Calorcito, especialmente aquélla en la que hicimos “el pianista borracho” y nuestras voces se hacían una voz resonante; los desayunos con mamá Lupita, cada día más ricos; el cafecito mañanero; el servicio de corazón de Pi; el silencio de Roser, el Cariñito Familiar, tan cercano, tan entrañable…

Recuerdo especialmente tres momentos de la Convivencia porque dejaron huella en mí: La misa dominical en Pax de la Cruz, el día en “Los Rápidos” y la despedida.

 La misa: Ese domingo se ordenaron muchos niños como monaguillos, con sus vestidos rojos, muy arreglados. El templo estaba lleno y no pudimos sentarnos juntos. Ese día me senté con Adela y con Pi. En el altar había una cruz muy grande de madera y al mirarla todo cobró sentido: quién soy, cómo estoy, de dónde vengo, a dónde voy, que manera de servir, qué forma de amar, cuál mi misión. Sentí la presencia de Peter muy cerca y lo recordé en el momento de la consagración, como transfigurado. Ese día me sentí muy amada por Dios. De verdad. Sentí mi misión.

 Los Rápidos: Así le llaman a la misma corriente, antes lenta, que conforme se va acercando al Caribe, se hace rápida. Está en Bacalar. El agua cristalina, los estromatolitos (piedras vivas bajo el agua) el caminito de piedras que caminé descalza ayudada por Pilar Gil, el sol que quemaba la espalda, la alegría que sentíamos todos… Todo era gracia. Natural y sobrenatural, a la vez. Ese día volví a sentir mi misión. También me sentí muy amada por Dios y el corazón me latía de contento. Ahora, lo sé, Jesús me llamó y le dije que sí.

 La despedida: Todo iba tan bien, pero me distraje. Un día le pregunté a Peter que por qué no sentía la pulsación del corazón y me dijo: “distraída”. La gracia de Dios es y está siempre, pero lo malo es que uno se sale de ella cuando se distrae. Lo bueno es que cada vez que esto sucede, le pido a la Virgencita que me levante porque no quiero quedarme caída. Y ese día también me levantó y me llevó a Jesús. Siempre lo hace. Esta Convivencia ha sido muy especial. Nuestro grupito de Cariñito Familiar es tan fuerte y tan suave como el agua y beneficia a todos. Siempre estamos conectados, desde donde estemos, no importa la distancia o el tiempo. Peter decía que donde llega el pensamiento llega el aire, la gracia, el Espíritu. Aunque hubo lágrimas, no hay tristeza -bueno poquita, más bien añoranza- porque sé que hemos regresado al Amor. Y como en las furgonetas, durante las salidas de la Convivencia, tenemos que contar cuántos vamos para regresar todos juntos.

Yolanda Villanueva

1 comentario:

Unknown dijo...

Buenos dias Yolanda !! muchas gracias por tu testimonio, realmente me ha encantado. Sobre todo porque ha nacido desde tu corazón. Un testimonio que iluminará a otros al conocerlo, Apapachos