martes, noviembre 30, 2010

Convivencia de Aguascalientes, México 2010

catedral de Aguascalientes


Reproducimos el escrito de Yolanda Villanueva, desde México, que ya salía en el último boletín con la finalidad de que llegue a todo el que quiera leerlo

Convivencia en Aguascalientes, México 2010
Por Yolanda Villanueva



En cuanto bajó Peter del avión, comenzaron las preguntas y los comentarios. También, el primero de los muchos regalos que cada uno recibiríamos, ahora para Yolanda Padilla, unos libritos escritos en chino antiguo: cuatro perlas. A decir por la cara de Peter y de Yolanda, regalo muy valioso. Cada uno, a su tiempo, fue recibiendo, como lluvia, lo que le tocaba. El siguiente día, viernes 13 de agosto, comenzó la convivencia con las personas a las que nos tocó estar, ya que algunos de nosotros nos quedamos permanentemente, mientras otros íbamos y veníamos. Cada uno. Pues bien, comenzamos con el desayuno, por cierto, muy bueno. Peter nos dijo un día que nunca le había tocado desayunar así, con platos como muy adornaditos y con cantidades abundantes. En México desayunamos fuerte. Ese viernes, Peter comenzaría a hablar de antropolocura. Por algo sería.
He tratado de escribir este resumen haciendo memoria de lo que Peter nos dijo y que apunté como si fuera secretaria. Me pasa que apuntó a veces sin entender totalmente –o parcialmente- a qué se refiere Peter, y luego, cuando pasa el tiempo, reviso y me doy cuenta que entiendo un poco mejor. Pues bien, he revisado mis notas de tertulias y me doy cuenta que Peter comenzó hablando de antropolocura, teolocura y psicolocura. Ah, también, de juventud miserable, proselitismo, empresa evangélica, vaticano, voluntarios, psicópatas, naturópatas y no ser benevolente. También nos contaría que en el avión salían en la televisión unos actores hablando español, con subtítulos en chino. Al principio, esos actores eran mexicanos, luego, en otro programa, también hubo japoneses hablando español y con subtítulos en chino simplificado.
Desde un principio, Peter nos habló de todo lo anterior. También nos empezó a hablar de gracia, de cariñito familiar, de la Paz, de respeto mutuo y entendimiento, de no acción y no ser servido, de transpiración, de la araña en arañada, muy tranquila y segura. Peter nos habló de tu fe te salva, de la fe que es personal, mi fe, mi iglesia, y la piedra firme sobre la cual cada uno construye su fe. También nos habló del alma que duerme abrazada de Jesús, y lo hizo con tanta ternura que hubo por ahí lágrimas. Muchos milagros y cada uno, diferente. Peter nos habló de estas cosas y de aquellas, a veces unas antes que otras, a veces solamente unas u otras, a veces todas juntas, él sabía muy bien qué hacer y nosotros confiábamos en él.
Una noche, en la que lo acompañaba yo de su cuarto al comedor con una linterna, pues realmente faltaba luz en Aguascalientes, Peter me dijo que el resumen de la convivencia en Aguascalientes, que escribiera y comunicara, era TRANSPIRAR. Respirar orando, orar respirando. Cultura, religión y salvación. Orientar y reorientar con luz y fortaleza. María, única maestra: mi Madre me salva.
Trataré de seguir relatando lo que viví, a veces de manera personal, otra solamente siendo acompañante. Escribo con riesgo de hacer de este escrito algo parecido a un rompecabezas… Cabezota. Pasa que poco a poco se me van aclarando algunas cosas, y pasa también que otras muchas todavía andan por ahí, dándome vueltas, con la confianza, eso sí, de que en el momento en que tenga que tenerlas claras, aparecerán. A ratos siento que esta convivencia fue de puro oro, molidito, y que los mexicanos recibimos a Peter refinado, muy refinado, yo diría Josefinado.
De las cosas que recuerdo más vívidamente, son algunos movimientos que hicimos con Peter, temprano en la mañana, después del fresquito calorcito. Una mañana nos paramos arraigados en el suelo y comenzamos a espirar, desde la planta del pie, sacando toda la “porquería”, que subía por piernas, panza, hasta llegar a pulmones. De ahí, seguimos sacando por boca y palmas de manos, sin saber siquiera qué sacábamos. Salió mucha “mengambrea” (término vernáculo para “lastre”). De ahí, empezamos a sentir el aire que salía de la tierra, ayudándonos con manos, desde abajo, aire que fue subiendo, subiendo, subiendo, luego con los ojos al cielo, igual nuestras manos. “La materia ya no puede subir”, nos dijo, “pero el espíritu sigue, hasta arriba…” En ese momento pareció que todo estaba suspendido, como si fuera una gran pausa. Luego, juntamos las manos, orando, y las fuimos juntando, como cuando rezan los niños el angelito de la guarda, y las bajamos. En ese momento, Peter solamente dijo: “Si, Señor, muchas gracias, Señor”. Entendí esa mañana mejor la TRANSPIRACIÓN. Otro día, tempranito, volamos, igual por aire que por agua, depende tú cómo crees. Otra mañana, solamente subimos un escalón, muy despacito, muy despacito. Peter nos dijo que a él le costaba ya hacerlo. Me enterneció su humildad. Por aquellos días, el día 15 de agosto, celebramos la asunción de la Virgen. Peter nos recordó que San José subió al cielo por escalera, peldaño por peldaño, también muy despacito, una hipocresía menos por cada escalón.
Otra mañanita, hicimos un círculo con los brazos extendidos, muy lentamente, primero para un lado, luego para el otro. Peter tenía los ojos en el cielo y sentí que realmente él estaba ya en otro lado, con Dios. Fue una sensación que tuve también cuando murió mi papá, cuando su cuerpo material estaba ahí, pero mi papá de a de veras, ya estaba en otro lado, también con Dios. Por cierto, volví a recordar a mi papá cuando ayudaba a Peter a ponerse la vestidura, antes de oficiar la misa diaria, al verlo anudarse el lazo que se pone en la cintura, con el nudo que él, Peter, hacía con tanta seguridad. Mi papá era médico y hacía nudos muy especiales.
Con el movimiento de cada mañana, después del fresquito calorcito, he ido entendiendo mejor la armonización de circulación, respiración y movimiento de corazón, simplemente al moverme. He recordado, también, que algunas de las veces que acompañaba a Peter a su cuarto, con la linterna, o sin la linterna, solamente por el gusto de hacerlo, él me decía “Cuesta, cada día cuesta más, porque pesa el cuerpo. Estoy muy feliz porque cada día pesa más”. Me dio tristecita oírlo, pero luego ya no, porque un día me dijo que eso era liberación.
Sé que hay muchas cosas más que se pueden contar, pero no es el caso, ya que todo es subjetivo. Cada uno tiene su experiencia y cada uno tendrá mucho que decir. Para mí esta convivencia fue intensa. Ahorita siento que es como esas pastillas de liberación prolongada que dan los médicos. No hay día en el que deje de pensar, sentir, recordar, aclarar lo que viví en el retiro. Cada palabra pesaba, cada palabra significaba algo para mí o para los demás. Se notaba en la cara. Creo que si le sigo, no acabo, y tampoco puede salir este escrito tan largo en el Boletín del Rincón. Sólo quiero terminar con algo que no dejo de repetirme cada día, a cada rato: tu fe te salva. Cada vez que me altero, distraigo (muy seguido, por cierto, pero lo he hecho ya consciente y regreso a uno), dudo, me preocupo o lo que sea, recuerdo que yo como araña en arañada, segura, confiada, que en piedra firme edifico mi iglesia y que ahí me quedo, muy segura, en esa capillita, poniendo atención en la pulsación del corazón y diciendo: sí, Señor. Si creo, respiro como Cristo, configurada (si no, respiro como máquina, ay no, mejor no) Ah, y para esto, también tengo que aceptar, aprobar, adaptar, conformarse y realizar: EFECTIVAMENTE.
Y ya para terminar, recuerdo que nos dijo Peter que sólo hay que realizar el Padre Nuestro. Así, nada más.
Un abrazo taichista, lleno de cariñito familiar.
Yolanda Villanueva
_______________________________________________________________


Adviento es tiempo de esperanza.


“Nuestra vida ha des ser una vida de esperanza, pero también de dar esperanza al prójimo”
“Que el bienestar y la paz florezcan todos los días del año”

8 comentarios:

Anónimo dijo...

NO OLVIDAR LA CONVERSIÓN

"Convertíos porque está cerca el reino de Dios". Según Mateo, éstas son las primeras palabras que pronuncia Juan en el desierto de Judea. Y éstas son también las primeras que pronuncia Jesús, al comenzar su actividad profética, a orillas del lago de Galilea.
Con la predicación del Bautista comienza ya a escucharse la llamada a la conversión que centrará todo el mensaje de Jesús. No ha hecho todavía su aparición, y Juan está ya llamando a un cambio radical pues Dios quiere reorientar la vida hacia su verdadera meta.
Esta conversión no consiste en hacer penitencia. No basta tampoco pertenecer al pueblo elegido. No es suficiente recibir el bautismo del Jordán. Es necesario "dar el fruto que pide la conversión": una vida nueva, orientada a acoger el reino de Dios.
Esta llamada que comienza a escucharse ya en el desierto será el núcleo del mensaje de Jesús, la pasión que animará su vida entera. Viene a decir así: "Comienza un tiempo nuevo. Se acerca Dios. No quiere dejaros solos frente a vuestros problemas y conflictos. Os quiere ver compartiendo la vida como hermanos. Acoged a Dios como Padre de todos. No olvidéis que estáis llamados a una Fiesta final en torno a su mesa".
No nos hemos de resignar a vivir en una Iglesia sin conversión al reino de Dios. No nos está permitido a seguir a Jesús sin acoger su proyecto. El concilio Vaticano II lo ha declarado de manera clara y firme: "La Iglesia, al prestar ayuda al mundo y al recibir del mundo múltiple ayuda, no tiene más que una aspiración: que venga el reino de Dios y se realice la salvación del género humano.
Esta conversión no es sólo un cambio individual de cada uno, sino el clima que hemos de crear en la Iglesia, pues toda ella ha de vivir acogiendo el reino de Dios. No consiste tampoco en cumplir con más fidelidad las prácticas religiosas, sino en "buscar el reino de Dios y su justicia" en la sociedad.
No es suficiente cuidar en las comunidades cristianas la celebración digna de los "sacramentos" de la Iglesia. Es necesario, además, promover los "signos" del reino que Jesús practicaba: la acogida a los más débiles; la compasión hacia los que sufren; la creación de una sociedad reconciliada; el ofrecimiento gratuito del perdón; la defensa de toda persona.
Por eso, animado por un deseo profundo de conversión, el Vaticano II dice así: "La liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la celebración, es necesario que antes sean llamados a la fe y la conversión". No lo tendríamos que olvidar.

José Antonio Pagola

2 Adviento (A)
Mateo 3, 1-12

Anónimo dijo...

NO OLVIDAR LA CONVERSIÓN

"Convertíos porque está cerca el reino de Dios". Según Mateo, éstas son las primeras palabras que pronuncia Juan en el desierto de Judea. Y éstas son también las primeras que pronuncia Jesús, al comenzar su actividad profética, a orillas del lago de Galilea.
Con la predicación del Bautista comienza ya a escucharse la llamada a la conversión que centrará todo el mensaje de Jesús. No ha hecho todavía su aparición, y Juan está ya llamando a un cambio radical pues Dios quiere reorientar la vida hacia su verdadera meta.
Esta conversión no consiste en hacer penitencia. No basta tampoco pertenecer al pueblo elegido. No es suficiente recibir el bautismo del Jordán. Es necesario "dar el fruto que pide la conversión": una vida nueva, orientada a acoger el reino de Dios.
Esta llamada que comienza a escucharse ya en el desierto será el núcleo del mensaje de Jesús, la pasión que animará su vida entera. Viene a decir así: "Comienza un tiempo nuevo. Se acerca Dios. No quiere dejaros solos frente a vuestros problemas y conflictos. Os quiere ver compartiendo la vida como hermanos. Acoged a Dios como Padre de todos. No olvidéis que estáis llamados a una Fiesta final en torno a su mesa".
No nos hemos de resignar a vivir en una Iglesia sin conversión al reino de Dios. No nos está permitido a seguir a Jesús sin acoger su proyecto. El concilio Vaticano II lo ha declarado de manera clara y firme: "La Iglesia, al prestar ayuda al mundo y al recibir del mundo múltiple ayuda, no tiene más que una aspiración: que venga el reino de Dios y se realice la salvación del género humano.
Esta conversión no es sólo un cambio individual de cada uno, sino el clima que hemos de crear en la Iglesia, pues toda ella ha de vivir acogiendo el reino de Dios. No consiste tampoco en cumplir con más fidelidad las prácticas religiosas, sino en "buscar el reino de Dios y su justicia" en la sociedad.
No es suficiente cuidar en las comunidades cristianas la celebración digna de los "sacramentos" de la Iglesia. Es necesario, además, promover los "signos" del reino que Jesús practicaba: la acogida a los más débiles; la compasión hacia los que sufren; la creación de una sociedad reconciliada; el ofrecimiento gratuito del perdón; la defensa de toda persona.
Por eso, animado por un deseo profundo de conversión, el Vaticano II dice así: "La liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la celebración, es necesario que antes sean llamados a la fe y la conversión". No lo tendríamos que olvidar.

José Antonio Pagola

2 Adviento (A)
Mateo 3, 1-12

Anónimo dijo...

Por eso, el desnivel, la religión lo intenta tapar; prevalece la tendencia a expanderse. Por, lo que tiene que guardar dentro de si misma lo inamovible, pues, si no, estará al son de otras influencias.
Es posible mantener a las gentes expectantes y que miren en la buena dirección y no es posible ir contra los designios de Dios. Hay una diferencia entre cumplir una función soacial y llegar a tener visión profunda.
A.C.

Anónimo dijo...

DOMINGO II DE ADVIENTO
5 de Diciembre 2010
3ª LECTURA: Mt 3,1-12
Por aquellos días se presenta Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertíos porque el Reino de los Cielos está cerca.» Este es de quien habló el profeta Isaías cuando dice:
Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a su cintura, y su comida eran langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Pero viendo venir muchos fariseos y saduceos a su bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir en vuestro interior: Tenemos por padre a Abrahán; porque os digo que puede Dios de estas piedras suscitar hijos a Abrahán. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo con agua en señal de conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»

COMENTARIO: “Convertíos” “Volved a mí” ¿Porqué? quizá porque el mundo, la sociedad os ha desviado del camino, y os ha dejado en una profunda desesperanza y sufrimiento…¿Por qué se siente tan insatisfecho el hombre de hoy teniéndolo todo? ¿No será porqué no tiene el corazón colmado? Quizá más que nunca, se anhela a un Salvador que saque a la persona de la esclavitud y la colme de paz y alegría, para que pueda atravesar la existencia con más acierto y fortaleza. “Convertíos que el Reino de los Cielos está cerca” “Preparad el camino del Señor” ¿Te has preguntado alguna vez, que la mejor preparación es la oración? Es en la oración que el mismo Jesús nos pone en camino, nos transmite su mismo Amor y nos capacita para afrontar la vida con esperanza. Acercarnos a Jesús, es la gracia más grande, es encontrar el paraíso perdido por los caminos del mal y recuperado por la fuerza de su Amor.
“Dad, pues, frutos de conversión” El fruto deseado por todos, es el fruto de la paz, ¿Quién no desea la paz que da una buena relación? La conversión podría ser la creación del diálogo armonioso con los que convivimos, para que en este diálogo pudiera entrar la paz y la alegría en el corazón de la familia.
ORACIÓN: Gracias Jesús, por abrirnos un camino nuevo en medio de tanta confusión. Enséñanos a vivir el día a día con agradecimiento y gracia. Ayúdanos a caminar por el camino que nos conduce a ti, que es el camino del auténtico amor.

Anónimo dijo...

DOMINGO II DE ADVIENTO
5 de Diciembre 2010
3ª LECTURA: Mt 3,1-12
Por aquellos días se presenta Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertíos porque el Reino de los Cielos está cerca.» Este es de quien habló el profeta Isaías cuando dice:
Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a su cintura, y su comida eran langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Pero viendo venir muchos fariseos y saduceos a su bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir en vuestro interior: Tenemos por padre a Abrahán; porque os digo que puede Dios de estas piedras suscitar hijos a Abrahán. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo con agua en señal de conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»

COMENTARIO: “Convertíos” “Volved a mí” ¿Porqué? quizá porque el mundo, la sociedad os ha desviado del camino, y os ha dejado en una profunda desesperanza y sufrimiento…¿Por qué se siente tan insatisfecho el hombre de hoy teniéndolo todo? ¿No será porqué no tiene el corazón colmado? Quizá más que nunca, se anhela a un Salvador que saque a la persona de la esclavitud y la colme de paz y alegría, para que pueda atravesar la existencia con más acierto y fortaleza. “Convertíos que el Reino de los Cielos está cerca” “Preparad el camino del Señor” ¿Te has preguntado alguna vez, que la mejor preparación es la oración? Es en la oración que el mismo Jesús nos pone en camino, nos transmite su mismo Amor y nos capacita para afrontar la vida con esperanza. Acercarnos a Jesús, es la gracia más grande, es encontrar el paraíso perdido por los caminos del mal y recuperado por la fuerza de su Amor.
“Dad, pues, frutos de conversión” El fruto deseado por todos, es el fruto de la paz, ¿Quién no desea la paz que da una buena relación? La conversión podría ser la creación del diálogo armonioso con los que convivimos, para que en este diálogo pudiera entrar la paz y la alegría en el corazón de la familia.
ORACIÓN: Gracias Jesús, por abrirnos un camino nuevo en medio de tanta confusión. Enséñanos a vivir el día a día con agradecimiento y gracia. Ayúdanos a caminar por el camino que nos conduce a ti, que es el camino del auténtico amor.

Anónimo dijo...

Nuestros propios constituyentes son de varios tipos.
Todo el residuo es pesado y va para lo bajo, no es ni bueno ni malo, cumple función de nutrir la tierra, es su abono. Los pensamientos son como el agua y el aire. Lo que va más por dentro, que es más fino pero a su vez más denso, mas concentrado y más resguardado, no perceptible desde el afuera, desde el resíduo, desde el aire y el agua, es la parte de la esencia a la que es posible llegar. Eso no es cuestión de ningún juego, es lo más serio que puede haber. Y todo cuanto sucece palpable o no responde a su existencia. Revestida de tantas posibilidades que hacen que cualquiera de ellas pueda ser única. Dice:"Me lanzo de cabeza al mar de la unicidad, y siempre hay algo único que...me identifica".
Los posibles de la mente se van acabando, por fortuna, a una forma de ser sin ella, y de la que no hay nada especial que poder decir, en la que la personificación es más directa, más real, en la que Dios te enseña cómo eres tu y cómo es Él, y en la que fuera de eso nada tiene verdadera importancia.
A.C.

Anónimo dijo...

MÁS CERCA DE LOS QUE SUFREN

Encerrado en la fortaleza de Maqueronte, el Bautista vive anhelando la llegada del juicio terrible de Dios que extirpará de raíz el pecado del pueblo. Por eso, las noticias que le llegan hasta su prisión acerca de Jesús lo dejan desconcertado: ¿cuándo va a pasar a la acción? ¿cuándo va a mostrar su fuerza justiciera?
Antes de ser ejecutado, Juan logra enviar hasta Jesús algunos discípulos para que le responda a la pregunta que lo atormenta por dentro: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro» ¿Es Jesús el verdadero Mesías o hay que esperar a alguien más poderoso y violento?
Jesús no responde directamente. No se atribuye ningún título mesiánico. El camino para reconocer su verdadera identidad es más vivo y concreto. Decidle a Juan «lo que estáis viendo y oyendo». Para conocer cómo quiere Dios que sea su Enviado, hemos de observar bien cómo actúa Jesús y estar muy atentos a su mensaje. Ninguna confesión abstracta puede sustituir a este conocimiento concreto.
Toda la actuación de Jesús está orientada a curar y liberar, no a juzgar ni condenar. Primero, le han de comunicar a Juan lo que ven: Jesús vive volcado hacia los que sufren, dedicado a liberarlos de lo que les impide vivir de manera sana, digna y dichosa. Este Mesías anuncia la salvación curando.
Luego, le han de decir lo que oyen a Jesús: un mensaje de esperanza dirigido precisamente a aquellos campesinos empobrecidos, víctimas de toda clase de abusos e injusticias. Este Mesías anuncia la Buena Noticia de Dios a los pobres.
Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús.
Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente.
Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios.
Una comunidad de Jesús no es sólo un lugar de iniciación a la fe ni un espacio de celebración. Ha de ser, de muchas maneras, fuente de vida más sana, lugar de acogida y casa para quien necesita hogar.
José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Contribuye a crear comunidades más fieles a Jesús. Pásalo. 12 de diciembre de 2010
3 Adviento (A)
Mateo 11,2-11

Anónimo dijo...

MÁS CERCA DE LOS QUE SUFREN

Encerrado en la fortaleza de Maqueronte, el Bautista vive anhelando la llegada del juicio terrible de Dios que extirpará de raíz el pecado del pueblo. Por eso, las noticias que le llegan hasta su prisión acerca de Jesús lo dejan desconcertado: ¿cuándo va a pasar a la acción? ¿cuándo va a mostrar su fuerza justiciera?
Antes de ser ejecutado, Juan logra enviar hasta Jesús algunos discípulos para que le responda a la pregunta que lo atormenta por dentro: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro» ¿Es Jesús el verdadero Mesías o hay que esperar a alguien más poderoso y violento?
Jesús no responde directamente. No se atribuye ningún título mesiánico. El camino para reconocer su verdadera identidad es más vivo y concreto. Decidle a Juan «lo que estáis viendo y oyendo». Para conocer cómo quiere Dios que sea su Enviado, hemos de observar bien cómo actúa Jesús y estar muy atentos a su mensaje. Ninguna confesión abstracta puede sustituir a este conocimiento concreto.
Toda la actuación de Jesús está orientada a curar y liberar, no a juzgar ni condenar. Primero, le han de comunicar a Juan lo que ven: Jesús vive volcado hacia los que sufren, dedicado a liberarlos de lo que les impide vivir de manera sana, digna y dichosa. Este Mesías anuncia la salvación curando.
Luego, le han de decir lo que oyen a Jesús: un mensaje de esperanza dirigido precisamente a aquellos campesinos empobrecidos, víctimas de toda clase de abusos e injusticias. Este Mesías anuncia la Buena Noticia de Dios a los pobres.
Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús.
Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente.
Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios.
Una comunidad de Jesús no es sólo un lugar de iniciación a la fe ni un espacio de celebración. Ha de ser, de muchas maneras, fuente de vida más sana, lugar de acogida y casa para quien necesita hogar.
José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Contribuye a crear comunidades más fieles a Jesús. Pásalo. 12 de diciembre de 2010
3 Adviento (A)
Mateo 11,2-11