lunes, abril 12, 2010

Un Lugar en el Mundo

el almendro florece sin decir nada




El escrito de esta semana es de Andrés desde Zaragoza

UN LUGAR EN EL MUNDO

Hace años un director de cine argentino presentó su película, titulada “Un lugar en el mundo”, donde trabajaban José Sacristán y Federico Luppi. El caso es que me quedé –como casi siempre- sin ver la película, pero lo que no vi lo suplió mi mente con abundantes e insospechadas reflexiones.

Creo que desde que tengo uso de razón siempre he andado buscando “mi lugar en el mundo”, ese lugar, ese espacio, esa situación desde la que ver pasar la vida, enredado en las circunstancias vitales pero con la sensación y la seguridad de estar “en mi sitio”, de hacer lo que tengo que hacer, de saber qué paso dar después del primero.

Muchas veces se habla de la felicidad como de obtener el éxito, obtener lo que uno desea, obtener lo que se supone que me debe hacer feliz. Y la realidad se empeña en desbaratarnos ese sueño mental de felicidad. Los taoístas, por otro lado, creen que lo importante no es la felicidad, sino “estar contento” y este contento se basa en sentirse saciado con lo que se tiene y con lo que las circunstancias nos ofrecen cada día, sin pretender nada que quede fuera de nuestro aliento vital. Es decir, no deseo más de lo que tengo y con ello alcanzo la felicidad y la satisfacción y lo que es más, tampoco me pongo a esperar nada del futuro ni a desear tener. Los padres del desierto se retiraban al mismo a llevar una vida eremita, sin más propósito que el de vivir con lo básico y dedicar todo el tiempo posible a la oración y a la meditación, sin nada que pudiera atraer su atención fuera de su búsqueda espiritual y vital, ni siquiera el paisaje. A eso le llamaban “pustinia”, que significa “desierto” en ruso.

Pocos años después de conocer a Peter Yang, alguien le informó de que algunas de las cosas que proponía y explicaba y relacionaba con el Tao Te King y el taoísmo, tenían su espejo en los textos de los padres del desierto. Y Peter apareció un día repitiendo una especie de mantra, a los que nos tiene ya acostumbrados: “Pustinia comprendida, vida enmosaicada”. Y todos nos quedamos con dos palmos de narices intentando descifrar el profundo sentido de estas cuatro palabras.
El tiempo ha pasado y hace tiempo que comprendimos perfectamente aquellas cuatro palabras, aunque hacerlo realidad nos sigue llevando su tiempo.
Me gustaría intentar expresarlo y ampliarlo. El truco de esta frase, el nudo gordiano está en la palabra “enmosaicada”. Un mosaico es un conjunto de teselas de mármol, cerámica, terracota, etc. que forman un dibujo, más o menos bello en función del arte del artesano. El mosaico implica que cada pieza está en la situación correcta y no hay otra posición para esa pieza, ni otra pieza para esa posición. Es decir, si colocamos una pieza equivocada en el lugar equivocado, entonces el resultado será imperfecto y carecerá de valor y belleza. Por otra parte, si entendemos el mosaico como si fuera un rompecabezas, entonces no habrá una pieza que encaje imperfectamente en su posición, por lo que habrá que limar, raspar, lijar, recortar, quebrar dicha pieza para que quepa en la posición, lo que evidentemente será posible, pero sólo será posible que la solución sea ésa si el resultado es tan refinado y delicado como si el mismo artista lo hubiera realizado.
Si aplicamos esto a nuestra vida, lo vemos más claro. Dentro de esta obra maravillosa que es la VIDA, cada ser ocupa su lugar, su puesto, su posición y tiene su misión: la de aportar su correspondiente parte de belleza a la composición final. Podemos jugar a ser artistas y andar cambiando nuestra posición según nos apetezca o según nos seduzcan las posibilidades o los resultados a obtener. Podemos andar moviéndonos y moviendo a los demás para ocupar su puesto y ver si nos encaja, pero lo único que haremos, como malos e inexpertos artistas, es descomponer la imagen final y añadir caos a la composición.

Entonces, ¿qué es una “vida enmosaicada”? Pues simplemente cuando ocupamos nuestro lugar en el mundo, ese lugar del que hablaba al principio. Y ¿cuál es ese lugar? Tampoco es fácil de decir, ya que cada uno tiene el suyo, que es personal e intransferible y cada cual tiene su tiempo, su momento y su oportunidad y sólo lo sabe cada uno, pues es el único que puede valorar y sentir que ese lugar en donde está es el que le produce y le inspira toda la plenitud y le permite ejercer su libertad de modo total y satisfactorio. Finalmente, entonces ¿qué es la “pustinia comprendida”? La respuesta sale sola: es la nadedad, la falta de deseo, la confianza plena en el artista, en la VIDA. Es no desear, es no pretender, es no conseguir, es no ansiar. Es respirar, es disfrutar de la vida en su plenitud, de las circunstancias vitales, de las personas, de las relaciones, de las opciones sin límite. Ejerciendo nuestra libertad, nuestras capacidades sin límite para un fin más allá de nosotros mismo: la belleza de la obra, la satisfacción del Artista, la finalidad última que nos excede.

Dicen muchos artistas que para ver bien una obra de arte, casi siempre es mejor hacerlo a una cierta distancia que desde la cercanía, ya que hay aspectos que se nos pierden por estar pegados o metidos en la obra y no valoramos si no tenemos la distancia suficiente. Quizás eso es lo que nos falta en nuestra vida de cada día: distancia. La distancia necesaria como para poder ver la obra de arte vital. Estamos tan cercanos a nosotros mismos que somos nuestro propio ombligo, somo el centro del mundo, y no vemos más allá de él.

¿Y cómo llegaremos a realizar la “pustinia comprendida, vida enmosaicada”? Pues como siempre, alejándonos de las cosas, poniendo distancia con todo por medio de la respiración, de la meditación, de la relajación. Sintiéndonos pieza de un rompecabezas y no la piedra angular; siendo lo que tengamos que ser, pero con alegría, con satisfacción, con esperanza, con confianza, sin temor, sin miedo, sin angustia.

Sintiendo nuestra respiración, sintiendo el hilo de seda de nuestro aliento, sintiendo, sintiendo, sintiendo. Desconectando del pensamiento y de la razón para hacer caso al corazón, a nuestra fe, al latido que marca el instante justo –ni antes ni después- adaptándonos a cada circunstancia, a cada instante, a cada situación vital con despreocupación y tranquilidad. Ejerciendo nuestra libertad de ser lo que somos y lo que debemos ser. Ejerciendo nuestra libertad de estar contentos con lo que tenemos. Ejerciendo nuestra libertad de conformarnos con lo que sabemos que es lo mejor que nos puede pasar, sea lo que sea.

Y será esta aceptación, esta tranquilidad, este diario discurrir, esta rueda de amolar de la vida cotidiana la que nos pula, nos dé forma, nos lime las asperezas y la que nos ajuste a la posición para la que fuimos creados, quien sabe si fondo blanco sobre el que resalten otros trazos o teselas más floridas, quien sabe si como centro del mosaico, quien sabe si como piedra valiosa o como remate esquinado. Pero sabemos que será esa la mejor posición que podremos ocupar y la satisfacción del Artista será tan plena que su expansión amorosa nos saciará y nos colmará.
Un lugar en el mundo, mi lugar en el mundo. He tardado mucho en darme cuenta de que ya estoy ahí, en este lugar del mundo donde me colocaron y desde el que transmito la belleza de la VIDA desde lo profundo de mi corazón. Creo que no hay que buscar más: hemos nacido con nuestro lugar en el mundo, situados en nuestro único lugar en el mundo. Nuestra misión vital será descubrirlo y desde ahí aportar nuestro granito de arena a la Creación.
Zaragoza, abril 2010

Andrés Guerrero Serrano
http://labrisaquesparcelasemilla.blogspot.com
http://elhilodeseda.blogspot.com

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Andrés del alma, qué bello y certero texto, por verdadero y además hilado, enmosaicado, cada cosita en su sitio, vamos. Gracias.
Aporto mi granito de arena a tus palabras.

EL LUGAR EN EL MUNDO, como titulas tu escrito, se siente más que se sabe, se realiza más que se piensa, te llega más que lo buscas...pues todo tiene su tiempo y lo esencial es NO HACER...sino lo que este "no hacer " te pide.

Es divertido comprobar que si sigues a tu CORAZÓN...bien centradito y tranquilo, que respire en paz..., entonces vas notando que lo más grande que tiene tu vida es que es tuya, pues va desarrollando su trazado sin más, su mosaico personal...que dulcemente se hila con el resto de piezas del entorno...y con las de más allá.
Formas parte de un TODO, PERO TU TRAZADO ES SÓLO TUYO y eres responsable de él.
Esa es tu grandeza y esa tu felicidad, íntima y genuína, auténtica.

El comprobar que te sientes unida amorosamente con el resto es la prueba de que vas por el camino correcto, tu ruta particulat y única, pues la vida, al fin de cuentas es una aventura interesante, llena de curiosidades...que podemos aprender a disfrutar...suceda lo que suceda...¡y sino que lo diga Peter!

Fuerte abrazo

Isabel Moreno

Anónimo dijo...

SIN JESÚS NO ES POSIBLE

El encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos junto al lago de Galilea está descrito con clara intención catequética. En el relato subyace el simbolismo central de la pesca en medio de mar. Su mensaje no puede ser más actual para los cristianos: sólo la presencia de Jesús resucitado puede dar eficacia al trabajo evangelizador de sus discípulos.
El relato nos describe, en primer lugar, el trabajo que los discípulos llevan a cabo en la oscuridad de la noche. Todo comienza con una decisión de Simón Pedro: «Me voy a pescar». Los demás discípulos se adhieren a él: «También nosotros nos vamos contigo». Están de nuevo juntos, pero falta Jesús. Salen a pescar, pero no se embarcan escuchando su llamada, sino siguiendo la iniciativa de Simón Pedro.
El narrador deja claro que este trabajo se realiza de noche y resulta infructuoso: «aquella noche no cogieron nada». La «noche» significa en el lenguaje del evangelista la ausencia de Jesús que es la Luz. Sin la presencia de Jesús resucitado, sin su aliento y su palabra orientadora, no hay evangelización fecunda.
Con la llegada del amanecer, se hace presente Jesús. Desde la orilla, se comunica con los suyos por medio de su Palabra. Los discípulos no saben que es Jesús. Sólo lo reconocerán cuando, siguiendo dócilmente sus indicaciones, logren una captura sorprendente. Aquello sólo se puede deber a Jesús, el Profeta que un día los llamó a ser "pescadores de hombres".
La situación de no pocas parroquias y comunidades cristianas es crítica. Las fuerzas disminuyen. Los cristianos más comprometidos se multiplican para abarcar toda clase de tareas: siempre los mismos y los mismos para todo. ¿Hemos de seguir intensificando nuestros esfuerzos y buscando el rendimiento a cualquier precio, o hemos de detenernos a cuidar mejor la presencia viva del Resucitado en nuestro trabajo?
Para difundir la Buena Noticia de Jesús y colaborar eficazmente en su proyecto, lo más importante no es "hacer muchas cosas", sino cuidar mejor la calidad humana y evangélica de lo que hacemos. Lo decisivo no es el activismo sino el testimonio de vida que podamos irradiar los cristianos.
No podemos quedarnos en la "epidermis de la fe". Son momentos de cuidar, antes que nada, lo esencial. Llenamos nuestras comunidades de palabras, textos y escritos, pero lo decisivo es que, entre nosotros, se escuche a Jesús. Hacemos muchas reuniones, pero la más importante es la que nos congrega cada domingo para celebrar la Cena del Señor. Sólo en él se alimenta nuestra fuerza evangelizadora.

José Antonio Pagola
Juan 21, 1-19

maribel dijo...

La primera vez que escuche la palabra “pustinia” fue durante el primer retiro que asistí con el padre Enric Seguí. Nos decía que paseáramos por el bosque estando MUY PRESENTE, sintiendo todo lo que la naturaleza nos iba diciendo.

Mas tarde, cuando conocí a Peter, escuche esa frase que todavía hoy la va diciendo: PUSTINIA COMPRENDIDA, VIDA ENMOSAICADA. Y… fue una revelación. En un mosaico, por muy pequeñas e insignificantes que sean sus piezas, todas son necesarias, forman un TODO.
Comprendí la importancia de estar aquí, cumpliendo mi misión por muy banal que fuera y me sentí feliz, sin complejos. También comprendí en mi corazón, que si no estaba tranquila y con paz, contagiaba a las demás piezas del mosaico, como una manzana cuando está podrida, contamina a sus compañeras.

Podemos estar en “Pustinia” todos los momentos del día, con todo lo que nos toque realizar, estando en PRESENCIA: Aquí ahora y ahorraaaaaa”

Un abrazo para todos
Maribel

Anónimo dijo...

Hay una analogía entre la presencia de Jesús Resucitado y el devenir de "un lugar en el mundo". Jesús hubo de pasar por sucesivas etapas en que se le fué restringiendo su punto de apoyo sobre el mundo, hasta que fué reducido a un solo punto, en el momento mismo, en que por eso, pudo "entregar su espíritu". Es ahí dónde empieza realmente a tener un lugar en el mundo, no siendo contradictorio todo esto, sino acorde mismo con la posición central de haber adquirido la plenitud de su estado, de haberse posicionado en el centro mismo desde dónde todo es posible.
El no pretendía arrastrar tras de sí al mundo y así labrarse un trabajo de utilidad, Él no pretendía, al igual que el hombre primordial, más que estar acorde a su naturaleza. En realidad hacer milagros le resultaba una labor en sí bastante insípida, pues ¿De qué serviría curar a gente que su cuerpo antes o después habría de pasar la trasformación corporal del proceso de muerte?
Ese lugar en el mundo que ocupó durante 33 años solo fué un espejismo para Él, tuvo su inicio y su fin; sería el descubrir a Jesús en cualquier momento indefinido de la existencia temporal cuando a Él se le puede manifiestar su "lugar", cuando Él descubre la conexión con lo que hay en el mundo directamente; entiéndase que para Él no hay dualidad materia/espíritu, por eso accede a cualquier lugar.
Para saber de Jesús hay que saber lo que es no tener un "lugar en el mundo", claro, que para saber de algo en negativo, es preceptivo primero haberlo conocido en positivo, de ahí la Pustinia

A.Calvo

Anónimo dijo...

3ª LECTURA: Jn 21,1-19
En aquel tiempo, Jesús se manifestó otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?» Le contestaron: «No.» Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor».Cuando Simón Pedro oyó «es el Señor», se puso el vestido pues estaba desnudo y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.» Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.» Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.
«En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.
Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.
COMENTARIO: Lo más importante, es el cambio que ha producido en los apóstoles la Resurrección. En cada uno de ellos hay un antes y un después. El Amor de Jesús resucitado, ha cambiado rotundamente sus vidas. Ahora a través de ellos, Jesús sigue viviendo y su misión es hacerle presente, pasando por la vida haciendo el bien, obrando como Él los mismos prodigios; curando, consolando y sobre todo predicando que Jesús vive.

Saludos Francisca

Pandora dijo...

Gracias Dios mío por ser una pieza más de la vida y tener mi lugar en el mundo.
Gracias también porque este lugar mío está acompañado de la fe y de gentes que me animan en mi camino.

Amén.

I. Moreno

Anónimo dijo...

Realiza la unidad a través de la multiplicidad.
Aire y pájaro volando.
Flor y rayo de luz.
Montaña y lago.
Mano y obra realizada.
Pensamiento y movimiento del corazón.
Pasado con futuro.
Trabajar la tierra para esperar dones del cielo.
Conducir el automovil como estando transitando por el interior de un ser humano.
Discurrir en los cambios de tiempo y hacer así de acorde con necesidades del dia a dia.
Acudir al estudio y la reflexión cada vez que el cuerpo tenga necesidad de mirar para el interior.
Hacer llamada a y de lo Sagrado en cada intervalo del respirar, del apreciar, del discurrir, del conocer, del propósito, del nuevo capítulo, de una impresión, de un acontecimiento, de un apercibimiento, de una comunicación, de un compromiso, de una sumisión, de una decisión, de una mediación, de un ruego, de una petición, de una confirmación, de una transmisión, de una continuación

Ana

Anónimo dijo...

Cada uno de nosotros ocupamos nuestro lugar en la vida. Como bien dices, Andrés, nos empeñamos en complicarla y la verdad es que es tan sencillo como no desear, conformarnos con lo que tenemos y no ser ansiosos que como diría José Mota : "el ansia... ansia pura..." que somos muuuy ansiosos!!!.

He subido unas fotos que me ha mandado Maribel de la convivencia de Zaragoza.

Abrazooosss

HILDA

Anónimo dijo...

¡¡¡Hola a todas!!!

Como siempre, muchas gracias DE VERDAD por vuestros comentarios, siempre precisos, certeros y ajustados.

Desde el mismo lunes en que Maribel publicó el texto, tengo pendientes en mi cabeza algunas reflexiones que me gustaría exponeros brevemente.

Siempre leo los textos que escribo una vez que se publican, es decir, preparo los textos, se los mando a Maribel y ella los publica. Pues bien, una vez hecho esto, yo vuelvo a leerlos con el fin de intentar percibir si han sabido transmitir lo que quería o no y qué cosas se me han quedado en el tintero.

Lo primero que percibí es que faltaba algo, algo muy importante: ¿Por qué -demonios- necesito ser yo pustínico cuando tengo que estar en medio del mosaico? ¿Qué gano estando en un desierto o en qué me favorece dicha situación eremítica?

Lo segundo que percibí es que faltaba algo, ¿por qué tengo que estar en mi sitio, aunque sea mi lugar?, si lo que deseo es encontrarlo, tendré que moverme hasta hallar el hueco adecuado.

Y finalmente, me quedé con la sensación de no haber respondido a ¿por qué no desear, no querer, no ambicionar es lo mejor que puedo desear para mí?.

En fin, que creo después de todo, que el texto está bastante incompleto y -aunque suene a amenaza (je,je)- creo que retomaré el tema en un futuro próximo, ya que tiene la suficiente profundidad como para indagar en ello.

Ah, no me gustaría cerrar este comentario sin precisar algo, a título totalmente personal: creo que Jesús tuvo su "lugar en el mundo", no me preocupa si tuvo que buscarlo o si lo encontró desde el principio, pero estoy convencido de que lo tuvo y, es más, llegó para ocuparlo. Por lo demás, una vez entregada su vida, una vez hecha la inmolación, entonces ya no hay lugar para él en el mundo, porque el cosmos es Él y todo la creación gira a su alrededor desde el principio de los tiempos.

Gracias de nuevo.
Saludos cordiales

Anónimo dijo...

¿Qué es el mundo sino pura ilusión?, bonito o feo, agradable o inhóspito,etc. El lugar a ocupar solo existe en razón del ocupante, no es al lugar a quien hay que buscar, sino al Ocupante

Ana

maribel dijo...

Si Andrés, Cristo, segunda Persona de la Trinidad, es el Rey del cosmos y de nuestro corazones. Toda la creación se hizo por El. Mira, no se si te acuerdas, que en la Misa de la Pascua de Resurrección, el sacerdote, cuando enciende el cirio pascual, recita: “Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡FELIX CULPA QUE MERECIÓ TAL REDENTOR!”

CRISTO AYER Y HOY.
PRINCIPIO Y FIN.
ALFA Y OMEGA.

Al comprender lo de:”PUSTINIA COMPRENDIDA, VIDA ENMOSAICADA” es cuando hay paz en el corazón; no importan las circunstancias ni lo que nos toca vivir en este planeta. Cumplir la misión a cada momento y es comprender y realizar: “SOY COMO SOY, ESTOY COMO ESTOY, SOY COMO ESTOY, Y ESTOY COMO SOY”

Dices que la palabra "Pustinia" en ruso significa desierto. Creo entender que es el "desierto" de no querer poseer, desapegarnos, despellejarnos, no tener deseos de almacenar ect... Viviendo en el lugar que nos toca vivir (mosaico), pero... tranquilos y con Paz.

Andrés: te felicito de parte de unas amigas. Les ha gustado mucho tu escrito y… lo comentamos juntas.

Un abrazo para todos
Maribel

Anónimo dijo...

El Padre Peter desde hace bastantes años habló de vida, diferenciando la verdadera vida propia personal de algo que denominaba "vida auténtica"; cuando por algún motivo una vez cubierta la trayectoria individual, en toda su expansión incluso, si todavia no se había con esto llegado a la "solución" del propio interrogante, habría que buscar esto otro que a falta de poderle asignar una definición, lo cual sería imposible de abarcar en su infinitud, se le da el nombre simbólico aunando los aspectos vital y autentio;
tomando de base nuestra propia vida personal e indagando en lo que a su través de autenticidad se vislumbra, llegado a ese "lugar", de todos los posibles, es donde la panorámica del "mosaico" es completa, resultando de ello como salido de la mano del Artista, con facilidad, con rigor, con maestría y exactitud, el encaje "perfecto" de esa pieza individual, que por ser tam marcadamente "imprescindible" ahora para el conjunto del mosaico, por eso mismo pierde su individualidad y se hace Centro, se identifica, se funde con todo lo que no tiene individualidad, con todo lo que no tiene "un lugar en el mundo", con todo lo infinito, con lo que los cristianos tienen para sí de "su" Jesús Cósmico.
(En realidad el mosaico es tridimensional en vez de bidimensional)

Ana

Anónimo dijo...

La Pustinia es la etapa de "formación", de elaboración por así decirlo, de fabricación también, de cada pieza "única". Durante este proceso no hay capacidad más que de verse la pieza a si misma y todo lo que incumbe a su elaboración; se asimila este proceso, y en ello se reconoce una especie de inteligencia sdtil que solo se ve en elaislamiento hacia el resto de las piezas y de otras posibles influencias (desierto). Debe haber en esto una fe total, una entrega total, siendo la recompensa la integración en lo Supremo, que para nosotros aquí se trata del Paraiso
Buenos dias Camaradas

Ana

Pandora dijo...

Mi querido Andresillo, si ya has escrito y está dicho y entendido, ¿para qué darle más vueltas?, no falta nada, ¿no comprendes que si nos llega lo que dices es porque todo está bien?.
En lo que sí opino como tú es en seguir indagando con SENCILLEZ en el tema...¡es tan amplio e importante!.
Maribel, la pustinia es ese desierto, no cabe duda, qué gusto si llegamos a poder vivir así, en las manos de Dios y punto.

¡A por ello!

Isabel M.

Anónimo dijo...

Si Isabel, todo es eso y ahí está
Saludos

Ana