Marisa nos escribe unas líneas sobre los cuatro días que paso de Convivencias en Altura. No os lo perdáis
Cuatro de
los cien días, (del 3 al 6 de junio de
2016.)
Llegué en autobús
a Altura para encontrarme con Edurne y Pilar que estaban haciendo la compra. En
la casa se había quedado Manuela trabajando en el jardín. Habíamos quedado con
Dani para tomar algo y luego llevarnos hasta la casa con todos los bártulos. Al
día siguiente llegó María José de Barcelona.
Solo quiero
mencionar lo a gusto que hemos estado las cinco chicas de oro, saboreando el
suave perfume de la convivencia. Hemos disfrutado de un clima delicioso y de
todas las actividades del orden del día: los calentamientos, la jardinería, el
taichí, las respiraciones, el rosario, las lecturas… y por supuesto los
desayunos, las comidas y las cenas que, gracias a nuestra anfitriona Pilar han
resultado de lo más familiares. El espíritu de Peter me decía al oído que esto
era “matriarcalísta”: cariñito, respeto y seguir el orden aunque a veces no nos
guste.
El domingo
fuimos dando un paseo hasta Segorbe para encontrarnos en misa con la familia de
Dani y tomarnos una horchata de aperitivo. Después las chicas nos fuimos a
comer tranquilamente a un restaurante chino y por la tarde de vuelta a la
casita de Flor para seguir con nuestra dulce monotonía.
A mí también
me gustó mucho descubrir que se conservan las grabaciones de los 100 días de
Majadahonda del 92 y también las de los 30 días de Madrid que se organizó al
año siguiente y que fue la convivencia en la que yo conocí a Peter. Me hubiera gustado estar
más tiempo y poderlas escuchar todas. Ojala que todos esos tesoros con los
mensajes de Peter no se queden en un cajón y algún día puedan estar al alcance
de toda la familia taichista.
Por mi parte
aproveché para devolver la cinta número 66 que me dejó Amparo en su día para
que la transcribiera y donde se oye decir a Peter: “La riqueza de convivencia
es que cada uno pone lo suyo… Como una orquesta ¿verdad? cada uno un
instrumento que tocando… entonces entre todos encontraremos una armonía, un
aire bueno, alegre, feliz… Por eso cumplimos la palabra: ¡Equilibrio y armonía
con taichí cada día! Es decir cada cosa a su sitio, a su momento”.
¡Gracias
Edurne, Manuela, Maria Jose, Pilar y Dani por esta convivencia!
Marisa
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