miércoles, noviembre 18, 2015

Viento del Este

Guillermo Lago nos expone su personal comentario sobre la convivencia de noviembre en Altura



Viento del Este

Un general va a enfrentarse a un ejército poderoso que está concentrando todas sus fuerzas para cruzar el Río Amarillo, que separa ambos territorios. Para evitar la invasión el general diseña una estrategia, enviará sus barcos contra el enemigo y cuando estén cerca los incendiará, así quemará las grandes barcazas con las que el ejército invasor pretende cruzar el río y no podrá atacar. Toda esa estrategia depende de una sola circunstancia: que sople el Viento del Este.

Con este cuento chino comenzamos la convivencia de Todos los Santos en la casita de flor de melocotón de Altura ya que es el lema de la misma (como fue en la anterior el “Ni yo ni no yo”). La casa se encuentra muy limpia y acogedora, ¡parece mentira! basta que Wilma pase una temporada, la mayor parte del tiempo sola (y otra parte con Pilar), para que entre amaneceres y atardeceres, con solo su presencia, convierta un lugar aislado en un hogar con cariñito familiar.

Nos juntamos con nuestro orden del día, en ese estado de felicidad por el encuentro, la convivencia, las labores de la casa, el te y roscos de anís, y también el vino, el aceite, las nueces, las granadas, las uvas de la finca, ¡y el chupito de whisky escocés! Viene el sábado Teresa F, de Valencia, y comparte el día con todos, tras las respiraciones, en la tertulia, dice: “esto es un milagro”.

Se suceden las preguntas acerca de lo que, para cada cual, es el Viento del Este, para algunos es la providencia, para otros, lo natural, o aprovechar la oportunidad, o el estar en vela, preparados y atentos al rolar o “saltar” del viento, que nos enseña a estar en el lugar y momento adecuado, o incluso que no hace falta esperar: que el Viento del Este ya está dentro, en una (taoísta) visualización interior.

Entre tanto los niños de acá para allá, se acercan Juanito y Javu al grupo, y siguen con las cuentas el Rosario, y leen las lecturas, y están.

Comento que no entiendo el “aquí ahora” que tanto se utiliza, me parece un término desgastado y a la postre un dilema que nos limita a la dimensión espacio-temporal; como taichistas ¿porqué no sustituir ese “aquí ahora” por  el “momento en movimiento”? Y, más preguntas, ¿por qué Peter cambió el orden de los ideogramas de la bandera del yin yang? ¿Por qué puso el Cielo en la Tierra? No por casualidad.

¡Cómo estoy disfrutado de la convivencia, no me quiero ir! Antes de marchar vamos a misa, es la fiesta de Todos los Santos, el sacerdote cuestiona la enseñanza de Halloween y por mi parte que se separe en dos las festividades de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, ¿no son lo mismo? 

No hay despedidas, solo gracias, gracias, requetegracias. Cada vez noto más seguridad, olfateas el perfume de amor, saboreas el  divino elixir y disfrutas de la  sonrisa interior.

Al final el mítico Viento del Este es el que gana la batalla, el que (espontáneo, invisible, natural) habrá cruzado el Río Amarillo, ahora atraviesa el pinar.  

2 comentarios:

Pandora dijo...

Esta mezcla de campo y espíritu es algo hermoso...los frutos de la tierra se mezclan con lo absoluto. Estupendo.

Espero vernos pronto.

Un abrazo
Isabel

hilda dijo...

Me encanta que expliqueis vuestras experiencias.
Se agradece
Un abrazo