LA CRUZ DE SAN DAMIAN
Este Icono representa tanto la Crucifixión como la Resurrección de Cristo.
Los ortodoxos griegos la veneran como Cristo Majestad (podéis leer en la red) y
en Ella están representados todos los personajes que intervinieron en la muerte
y Resurreción del Señor: Las tres Marías, la Madre de Jesús, María Magdalena y
María la madre de Juan y Santiago, Juan evangelista, Nicodemo, José de Arimatea,
el centurión que reconoció al Salvador, los ángeles y otros santos, como san
Damian…
Relato de
San Buenaventura (LM 2,1)
Salió un día Francisco al campo a meditar, y al pasear junto a la iglesia de
San Damián, cuya vetusta fábrica amenazaba ruina, entró en ella -movido por el
Espíritu- a hacer oración; y mientras oraba postrado ante la imagen del Crucificado,
de pronto se sintió inundado de una gran consolación espiritual. Fijó sus ojos,
arrasados en lágrimas, en la cruz del Señor, y he aquí que oyó con sus oídos
corporales una voz procedente de la misma cruz que le dijo tres veces:
«¡Francisco, vete y repara mi casa, que, como ves, está a punto de arruinarse
toda ella!» Quedó estremecido Francisco, pues estaba solo en la iglesia, al
percibir voz tan maravillosa, y, sintiendo en su corazón el poder de la palabra
divina, fue arrebatado en éxtasis. Vuelto en sí, se dispone a obedecer, y
concentra todo su esfuerzo en la decisión de reparar materialmente la iglesia.Obervando este Icono de la Cruz de san Damian os deseo a todos/as ¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCION!!!
Maribel
3 comentarios:
Cuando siempre se está como en casa.. el Tao Te King, refiriéndose al hombre universal, dice, "el Rey puede desplazarse hasta los confines de su reino, pero no se aparta a tiro de vista de su carruaje.."
Jesús siempre predicó en su tierra, tampoco se alejó de los suyos
no es cuestión de distancias, sino de operancias, y este mundo, tantas veces comparado a un viaje, el carro es la casa, la verdadera; no el vehículo, no el transporte, no las ruedas, sino el contenido.
El contenido del carro, es lo mismo por todas partes; es un espacio simbólico. Para entrar en él sólo un requisito se requiere, alguien que se considere pecador mejor estaría yendo a un confesionario. El pecador tiene el pecado del ego, de no poder discernirse de él, de ver egos en todos y en todo. Un pecador así no tiene remedio, porque los pecados se perdonan, dejan de serlo, cuando han sido lavados. Uno mismo tiene que saberse fuera de su pegajosidad, uno mismo tiene que dar ese impulso que es necesario para que el agua bautismal haga su efecto purificador. Uno mismo debe encomendarse a Dios por medio del confesor para que Dios vea de lo que es capaz de hacer por ser aliviado. No hay otra. Nuestras pequeñas y ruines individualidades poco más pueden hacer en ese sentido
Ana
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