lunes, septiembre 05, 2022

No Amar Amando

 Por causalidad el tema de la convivencia de San Sebastián de 2022 ha sido el capítulo X del TTK. Se trata de uno de los capítulos más comentados por Peter Yang en sus tertulias, también hay referencias al mismo en las publicaciones Chi kung cristiano y Disfrutar los disgustos con mucho gusto.


Quizás, el motivo por el cual este tema fuera tratado sea por ser uno de los pocos en los que se trata el amor en el TTK, de hecho, en la versión de Javier Cruz se titula Abrazar la vida a través del amor, el amor aquí entendido como unidad, unidad que, entre Dios y el hombre, únicamente es concebida en el cristianismo por el amor. 


En las diversas reuniones que hemos tenido durante esta semana de julio se pudo ir entrelazando los comentarios y frases que sobre este capítulo se recordaban (y que se relacionan especialmente con las siete oportunidades únicas: vívela, respirar natural, no ensuciar, espíritu de servicio, dar luz, no tener malos pensamientos y comunión), con las ideas y experiencias que en relación con este texto expuso cada cual.


De entrada se trata de un capítulo que habla de la no acción, del wu wei, categoría casi ininteligible para un occidental, y que prefiero contemplar en su fase anterior, la de detenerse que en el TTK  (XLIV) se propone para evitar riesgos y perdurar largamente. Autodetener, autorretener, pararte. De hecho, se discutió sobre la velocidad del tai chi y como éste se va ralentizando con la práctica, al punto de que, en su ejecución, te podrías parar en cualquier momento y quedarte en posición estática sin perder estabilidad, como chi kung, concienciando así la belleza de la quietud del movimiento.


Por otro lado, todos los aspectos del capítulo X nos dirigen a aspectos yin (la ternura de un niño recién nacido, el cierre de orificios en la hembra, la posición pasiva del gobernante, el cultivo, la no posesión, el no almacenar o dominar). En lugar de incidir aún más en la creatividad, te invita a refugiarte en la receptividad, que es donde se acoge el aliento vital, algo que en el cualquier contexto es esencial. 


Todo lo que cada uno va viviendo  tiene resonancias con este capítulo. Así por ejemplo la lectura del Evangelio con el episodio de Marta y María que se produjo en esos días, en lugar de interpretarse con visiones profundas o interpretaciones abstrusas se consideró una simple anécdota del Jesús humano que muestra su sentido de humor (“Marta, Marta, María ha escogido la mejor parte”) que nos enseña a resolver de manera espontánea y muy simpática una discusión entre hermanos; con esa fórmula los apóstoles realizarían los trabajos necesarios para que Marta no se perdiera tampoco lo mejor, lo que cual no hizo falta añadir.


Pues bien, ¿cómo hablar del amor en un contexto de no acción?, obviamente no amando. Tras un paseo nocturno nos reímos con el oxímoron: “No amar amando”, el que es realmente amado no sabe que le aman ni lo siente, es la imagen del bebé que se queda dormido mamando, tiene plena confianza, algo que resulta más taoísta que “el amar no amando” (ese falso te amo, “te estimo como un timo”) que vemos frecuentemente en los comportamientos de la sociedad actual, en la que precisamente se siente por que se carece. De ahí se discutió si, a lo que el hombre realmente tiene miedo es a la verdad o, como algunos creemos, a no sentirse amado, a verse excluido y apartado por los demás.



La convivencia nos dio la oportunidad de compartir el tai chi al menos en dos ocasiones con personas que nunca antes lo habían practicado, lo cual a mí me enseña mucho. También la de realizar varias excursiones en grupo que cada cual pudo o no relacionar con el capítulo X, y de las que cabe destacar cuatro momentos:


La visita a la exposición “Diálogo de dos escultores, Oteiza-Chillida”. Este recorrido por San Telmo confirma que el arte de la escultura, el lenguaje más lento de todos, no está en las piezas, sino en el propio hombre. Llamó la atención la similitud de dos artistas que consideramos de diferente espiritualidad e incluso opuestos, al punto de que en algunas salas era difícil determinar de quién de los dos eran las piezas.  Y allí, en la cripta de la Iglesia, Marisol improvisó una brevísima canción con la que paró el tiempo.


Otro día visitamos un jardín, el Garden Lur, palabra que significa tierra (más yin), organizado en torno a una geometría ovalada en cinco espacios que de tan natural parecían mágicos, nos lo explicó su autor, a quien se podía reconocer en aquella mañana lluviosa como un fiel al tao.


En la Iglesia del Iesu hicimos respiraciones en la sala de meditación que permite poner la órbita en el cielo. Nacho conoce muy bien todo su espacio y sus detalles, aunque lo explicó como si de él nada supiera (otra vez capítulo X), con lo que descubría que en su interior hay una verdad secreta, lo que se podía sentir cuando después hicimos el tai chi en el parque exterior.


Y por último la visita a la Isla (de Santa Clara), en donde no vimos funcionando la instalación Hondalea de Cristina Iglesias, aunque se reveló que en el abismo (más yin) de esa zona rodeada de espuma y mar, plena de energía chi, es donde se encuentra físicamente el cordón que une la concha con la perla (en el microcosmos el tan tien).


Muchas gracias, la verdad es que ha sido un placer convivir estos días en Casa Puio, y en especial a Pilar Moradillo y Chema, a la madre de Edurne y María José, y, a los taichistas del País Vasco, Eskerrik asko.

Guillermo M. Lago Núñez