Esta semana tenemos las impresiones de Isabel Moreno sobre las convivencias en Donosti.
Me
pide amable Maribel, atenta como siempre, que cuente de este viaje. Ya
en casa, de regreso a esta Dulce Monotonía del hogar, me doy cuenta de
lo extraordinario vivido y a la vez tan sencillo.
Extraordinario cuando
pienso en cada uno de nosotros allí...entonces caigo en un hecho único.
Porque es fuera de lo común que, en un chino chano campechano, se
vayan formando grupos en sucesivas y rítmicas Convivencias a lo largo y
ancho del año. Es extraordinario que personas de aquí y de allá se
reúnan para convivir con un mismo Espíritu compartiendo ese PUNTO COMÚN
desde el corazón y en medio de esa amabilidad letal, acogedora,
simpática, extrovertida e íntima de nuestro cariñito familiar amenicen
su tiempo entre rezos, tertulias, comidas, paseos, cantos y danzas.
Direis que exagero
algunos y quizá sea cierto. Es la gratitud que siento ante la acogida y
puesta a punto de Edurne, el recibimiento a pie de tren de Mapi, el
entusiasmo discursivo y vital de Alejo, la gracia de Carolina, la
historia de Maite y su compañía en el bosque, el encanto fraterno de
José Marí, la chispa de Nacho, el huracán marino de Karmele, el
silencio recogido de Conchi, la escucha atenta de Encarna, la alegría
cálida de Cristina, el mágico Orfeón de Bego, la discreción de Begoña,
el apunte oportuno de Ana ...y alguno más que me dejo por torpe y poco
al quite...y lo siento.
Fueros días luminosos tamizados por largas nieblas matinales, que el sol se encargó en deshacer.
Cada vez más las Convivencias muestran una calidad y madurez que deja a un lado ideas, prejuicios e interpretaciones opacas de la realidad, para dar paso a la valoración del otro tal cual, sin exigencias ni expectativas, sino compartiendo con él el AQUÍ Y AHORA, sin más.
Todo esto genera también una amabilidad y respeto mutuos que logran empatizar y compartir sin imponer. Las opiniones parten de la propia experiencia, de una mesurada reflexión personal, más que del bano deseo de ser escuchado, entendido o valorado. Se parte pues de una aceptación de la vida propia y de cada uno.
Cada vez más las Convivencias muestran una calidad y madurez que deja a un lado ideas, prejuicios e interpretaciones opacas de la realidad, para dar paso a la valoración del otro tal cual, sin exigencias ni expectativas, sino compartiendo con él el AQUÍ Y AHORA, sin más.
Todo esto genera también una amabilidad y respeto mutuos que logran empatizar y compartir sin imponer. Las opiniones parten de la propia experiencia, de una mesurada reflexión personal, más que del bano deseo de ser escuchado, entendido o valorado. Se parte pues de una aceptación de la vida propia y de cada uno.
Las Convivencias
maduran y se fortalecen; pasamos así a ser una amplia y estable
comunidad "ambulante" que aporta y recibe aquí y allá lo mejor de sí
misma, sin necesidad de más.
Es como si el padre Peter al "irse" nos hubiera regalado esta posibilidad que ahora disfrutamos. La posibilidad de una mayor interioritzación para VIVIR Y CAMINAR DE VERDAD y de vez en cuando saborearlo entre nosotros.
Es como si el padre Peter al "irse" nos hubiera regalado esta posibilidad que ahora disfrutamos. La posibilidad de una mayor interioritzación para VIVIR Y CAMINAR DE VERDAD y de vez en cuando saborearlo entre nosotros.
Se leyó entre otros
el capítulo del Tao que recuerda que la naturaleza trata todas las cosas
como perros de paja y de ahí pasamos a la no benevolencia para llega a
constatar la necesidad de apoyarnos en nuestro propio cuerpo,
fortaleciendo el alma degustando disgustos con mucho gusto, sabiendo
los engaños de la mente con sus miedos, que te aumentan el
sufrimiento.
Se habló de torear y mover el culo con arte para salir airoso y vivir con gracia...y así no ser desgraciado.
Comentamos nuestra forma miserable asociada a los límites personales, yendo más allá del posible significado despreciativo de esa palabra, que a algunos molestaba.
Se dijo de ser agradecidos siempre para así ir aceptando nuestra vida como es; desde esa aceptación se llega a la aceptación del otro y a poder convivir con su diferencia.
Todo ello fue condimentado con un suave hacer en el diálogo.
Se habló de torear y mover el culo con arte para salir airoso y vivir con gracia...y así no ser desgraciado.
Comentamos nuestra forma miserable asociada a los límites personales, yendo más allá del posible significado despreciativo de esa palabra, que a algunos molestaba.
Se dijo de ser agradecidos siempre para así ir aceptando nuestra vida como es; desde esa aceptación se llega a la aceptación del otro y a poder convivir con su diferencia.
Todo ello fue condimentado con un suave hacer en el diálogo.
Para acabar rememorar
un momento único: las mujeres, sentadas en corro a la sombra del
Magnolio del jardin, devanando e hilando experiencias que compartidas
hacían crecer nuevas semillas entre carcajadas y sonrisas.
La despedida al fin fue sólo el anuncio de un próximo encuentro apetecible y no lejano.
Que así sea. Amen.
Que así sea. Amen.
Isabel Moreno
He subido unas fotos de la convivencia de Donosti. Si quereis verlas, como siempre, en mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo