Guillermo Lago nos expone su personal comentario sobre la convivencia de noviembre en Altura
Viento del Este
Un
general va a enfrentarse a un ejército poderoso que está concentrando
todas sus fuerzas para cruzar el Río Amarillo, que separa ambos
territorios. Para evitar la invasión el general diseña una estrategia,
enviará sus barcos contra el enemigo y cuando estén cerca los
incendiará, así quemará las grandes barcazas con las que el ejército
invasor pretende cruzar el río y no podrá atacar. Toda esa estrategia
depende de una sola circunstancia: que sople el Viento del Este.
Con
este cuento chino comenzamos la convivencia de Todos los Santos en la
casita de flor de melocotón de Altura ya que es el lema de la misma
(como fue en la anterior el “Ni yo ni no yo”). La casa se encuentra muy
limpia y acogedora, ¡parece mentira! basta que Wilma pase una temporada,
la mayor parte del tiempo sola (y otra parte con Pilar), para que entre
amaneceres y atardeceres, con solo su presencia, convierta un lugar
aislado en un hogar con cariñito familiar.
Nos
juntamos con nuestro orden del día, en ese estado de felicidad por el
encuentro, la convivencia, las labores de la casa, el te y roscos de
anís, y también el vino, el aceite, las nueces, las granadas, las uvas
de la finca, ¡y el chupito de whisky escocés! Viene el sábado Teresa F,
de Valencia, y comparte el día con todos, tras las respiraciones, en la
tertulia, dice: “esto es un milagro”.
Se
suceden las preguntas acerca de lo que, para cada cual, es el Viento
del Este, para algunos es la providencia, para otros, lo natural, o
aprovechar la oportunidad, o el estar en vela, preparados y atentos al
rolar o “saltar” del viento, que nos enseña a estar en el lugar y
momento adecuado, o incluso que no hace falta esperar: que el Viento del
Este ya está dentro, en una (taoísta) visualización interior.
Entre
tanto los niños de acá para allá, se acercan Juanito y Javu al grupo, y
siguen con las cuentas el Rosario, y leen las lecturas, y están.
Comento
que no entiendo el “aquí ahora” que tanto se utiliza, me parece un
término desgastado y a la postre un dilema que nos limita a la dimensión
espacio-temporal; como taichistas ¿porqué no sustituir ese “aquí ahora”
por el “momento en movimiento”? Y, más preguntas, ¿por qué Peter
cambió el orden de los ideogramas de la bandera del yin yang? ¿Por qué
puso el Cielo en la Tierra? No por casualidad.
¡Cómo
estoy disfrutado de la convivencia, no me quiero ir! Antes de marchar
vamos a misa, es la fiesta de Todos los Santos, el sacerdote cuestiona
la enseñanza de Halloween y por mi parte que se separe en dos las
festividades de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, ¿no son lo
mismo?
No
hay despedidas, solo gracias, gracias, requetegracias. Cada vez noto
más seguridad, olfateas el perfume de amor, saboreas el divino elixir y
disfrutas de la sonrisa interior.
Al
final el mítico Viento del Este es el que gana la batalla, el que
(espontáneo, invisible, natural) habrá cruzado el Río Amarillo, ahora
atraviesa el pinar.
Esta mezcla de campo y espíritu es algo hermoso...los frutos de la tierra se mezclan con lo absoluto. Estupendo.
ResponderEliminarEspero vernos pronto.
Un abrazo
Isabel
Me encanta que expliqueis vuestras experiencias.
ResponderEliminarSe agradece
Un abrazo