Desde
niño he asociado el Puente de la Inmaculada con almendras y azúcar. El
ocho de diciembre teníamos por costumbre celebrar una gran comida
familiar y, a los postres, se abría el turrón que mi abuelo compraba en
Casa Miras, ésta era la forma más dulce de iniciarse en el Adviento. Ya
de adulto recuerdo cruzar con los hijos pequeños casi toda la Península
(helada) hasta Valladolid, para compartir con Peter en convivencia,
entre otras, la celebración que se hacía los siete de diciembre con
motivo de su ordenación.
Este año ha habido almendras
(en sopa y mantecados) en el Convento de las Comendadoras de Santiago
en Granada donde nos hemos reunido para una Convivencia de Tai Chi Zen
cristiano, y también, la dulzura del Grupo y de las monjitas hindúes que
atienden la hospedería y el comedor de la Congregación. El grupito de
Granada prepara muy bien las charlas, no se dicen cosas consabidas sino
profundas, ahora dedicadas al Adviento y al Capítulo X del Tao Te ching;
es un trabajo delicado el que llevan realizado ya unos años, el de unir
taoísmo y cristianismo a través de los textos y las escrituras.
Se nos muestra con una
especial relevancia, junto a la Virgen y San Juan, el profeta Isaías,
que ha dado pie, con su expresión: "la fidelidad y la verdad se abrazan/
la justicia y la paz se besan", a una emocionada tertulia sobre la
diferencia entre beso y abrazo, en la que se evocó la ternura y
espontaneidad con que Peter besó en una ocasión la foto de un taichista
que había fallecido, (la misma ternura y espontaneidad que me transmitió
la última vez que le vi), o la unión de corazones que se produce en el
abrazo sincero, cálido y humano entre dos personas, que todos hemos
vivido como una experiencia real y presente.
Relacionamos la imagen china
del perro en la noche, relativa al estado en vela, con la incubación,
la estabulación del ganado, la muerte voluntaria que practicaba
Parménides (y tal vez Peter los últimos años), lo que nos permite
reconocer que la unión entre Oriente y Occidente está en el origen de
nuestra civilización. En este estado no podemos diferenciar el Adviento
de la Cuaresma o de Pentecostés, tiempo de espera de alguien que viene,
preparación para el principio-final-principio, ya sea el de la Navidad,
el Viernes Santo o el Corpus Christi. De hecho rezamos la oración "ven
dulce huésped del alma (.../...), guía al que tuerce el sendero", como
si fuera una invocación indistinta a Jesús, al Padre (o a la Madre), o
al Espíritu Santo.
Gádor y Javier se
entretienen practicando con Jose Antonio que no sean detectados por los
sensores de luz en el pasillo, y así, a tientas, caminando en la
oscuridad, reconocemos que nuestro único trabajo es el movimiento en la
quietud, la quietud en el movimiento, qué difícil y fácil a la vez.
¿Podemos mantener unidos el espíritu y el cuerpo y no dejar que se
separen? Mientras, alguien apunta esa evocadora frase: "energía
susurrante".
Termina la convivencia el
día de la Inmaculada, luminoso y frío como la flor de un almendro; la
Virgen nos enseña a abrir y cerrar las puertas, concha-perla-cuerda,
(noto más agarradito el tan-tien, como más tirante), y también, a
escuchar el latido que el Señor infunde en nuestros corazones (“aquí
estoy-aquí estoy”) para que así sepamos dominar nuestro egoísmo y
secundar las inspiraciones que nos vienen del Cielo. Al finalizar nos
despedimos como si fuera una bienvenida, con un abrazo, nos alejamos
para llegar.
Guillermo Lago
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Aprovechamos la ocasión para felicitaros las fiestas a todos.
Bon Nadal!!!!!!!!
http://www.index-rene-guenon.org/Access_book.php?sigle=EG&page=5
ResponderEliminarDepuis quelque temps, des informations de source anglaise, donc évidemment intéressées, nous représentent le Thibet comme envahi par une armée chinoise, et le Dalaï-Lama fuyant devant cette invasion et s’apprêtant à demander secours au gouvernement des Indes pour rétablir son autorité menacée. Il est très compréhensible que les Anglais prétendent rattacher le Thibet à l’Inde, dont il est pourtant séparé par des obstacles naturels difficilement franchissables, et qu’ils cherchent un prétexte pour pénétrer dans l’Asie centrale, où personne ne pense à réclamer leur intervention. La vérité est que le Thibet est une province chinoise, que depuis des siècles il dépend administrativement de la Chine, et que par conséquent celle-ci n’a pas à le conquérir.....
Ana C.