Guillermo desde Altura nos envía estas reflexiones para el blog de esta semana
## Ni yo ni no yo
Este
ha sido el tema de los tres días que hemos pasado, durante el puente de
Todos los Santos, en la casita de Flor de melocotón. Para ello hemos
prestado atención al capítulo XL del Tao.
Es
la primera vez que estamos mayoría de hombres en una convivencia,
siempre ha sido al revés, al punto de que ha habido mañanas
completamente yang, lo que a los asistentes (ni machistas ni feministas)
nos ha llamado la atención.
Durante
las tertulias se ha planteado que esa expresión "ni yo ni no yo"
trasciende la que se propugna en el zen de "eliminar el yo", en ésto el
Tao, y especialmente el Tai chi, que engloba todo (lo visible y lo
invisible) es más sutil.
La
imagen del ideograma chino del silencio, como perro en la noche, nos ha
enseñado, no ya solo a imitar al maestro del olfato, o fiel seguidor
(de su amo), sino a ser guardian en la noche, y así procurar la paz de
la comunidad; percibimos el ni yo ni el no yo en ese intervalo
tranquilo, cooperativo, convivencial del silencio.
Es
curioso como en la casita se entremezcla con el orden del día los
trabajos del campo: el riego de la finca, la preparación de la uva, la
recogida de nueces de los nogales, la decisión sobre el momento para
retirar la aceituna, la poda y retirada de especies arbustivas en los
patios de la casa, labores en las que todos (y especialmente los hijos
ya adolescentes de los taichistas) participan. Todos coincidimos en lo
agradecido que es el campo (ya nos da, casi sin entregarle nada, vino,
aceite, o nueces para el autoconsumo) y nos enseña mejor las parábolas
de Jesús.
En
este contexto, en el que en las convivencias somos nosotros los que
servimos, los que preparamos todo de una forma fluida (desde la compra a
la recogida de residuos y limpieza y orden de la finca), la
desaparición del yo y del no yo es real. Paseando por el entorno de la
finca he notado incluso la presencia de Peter en una esquina soleada
junto a un árbol, ojalá pronto pueda venir, sentarse junto a todos
nosotros, compartir el pan.
Al
finalizar la convivencia, viendo como emigraban las grullas hacia el
sur, reparamos que habíamos estado tratando solo el segundo párrafo del
capítulo XL; para el próximo ciclo anual quedará el primer párrafo,
"crecer desde la raíz":
El retorno al origen es el impulso del Tao
Suave es la manera de actuar del Tao.
El campo es generoso, como nos dices en tu Crónica, y es un gusto veros en él...a tantos hombres juntos, je je... haciendo las labores de la casa y llevando todo para adelante.
ResponderEliminarUN relato simple, camarada, que muestra la simplicidad de un sentir sin más, un ir haciendo poco a poco como la flor del melocotonero, que dulcemente sale precediendo al fruto.
Felicidades por esa convivencia y un abrazo a todos.
Isabel Moreno
Que pena que no estaba aqui.
ResponderEliminarY Peter algun dia sentado bajo ese arbol como tu escribes.
Me alegra esto muchissimo--todo conjunto.
Saludos desde Alemania
Manuela
Me alegro de que el campo vaya dando fruto. En verdad es agradecido.
ResponderEliminarÚltimamente en el Rincón, también hay mucho yang en las clases. El jueves pasado, sin ir más lejos, era todo yang menos un ying que era yo.
Un abrazo a todos
Me hubiera gustado estar ahi recordando,un abrazo.
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