Hoy el padre Seguí, en una de sus charlas nos ha hablado de las Moradas de santa Teresa.
Santa Teresa, ya bastante mayor, sobre los 60 años recibió la orden de sus superiores que escribiera algo sobre la oración y esta santa Española escribió
LAS MORADAS
En el lenguaje de la época, moradas o departamentos, o habitaciones, eran las diferentes partes de nuestro cuerpo que hay que “ir abriendo”.
Al cuerpo le llamó castillo y lo refirió como un lugar oscuro, sin luz que tenemos que ir iluminando.
7 son las moradas, y es curioso que 7 son los chakras indios, y 7 las glándulas endocrinas y 7 los días de la semana, 7 los colores del Arco iris y 7 es un numero que sale continuamente en la Biblia, en el Antiguo Testamento, José, que sabia interpretar los sueños, le dijo al faraón, que habría 7 años de vacas gordas y 7 años de vacas flacas.
La puerta de entrada al castillo, es la plegaria, la oración. Y lo que tenemos que descubrir es la esencia de Dios, que según ella está en lo mas intimo de nuestro ser, en la morada nº 7.
El padre Seguí nos ha dicho que de la 1ª a la 3ª morada, se entra relajándonos, respirando para hallar la calma, el sosiego y la tranquilidad. Dejando que el cuerpo “desaparezca”, que nos olvidemos de él.
En la 4ª morada, es sacar los pensamientos de la cabeza, “la loca de la casa”, que es como llamaba a esta la santa
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En la 5ª y 6ª morada, ya el alma experimenta, solo importa experimentar. Ya han desaparecido los egos, los apegos, deseos y despellejos.
En la 7ª morada, se descubre el tesoro escondido, la esencia de Dios, la perla.
En términos orientales llaman la iluminación.
Cuando la persona llega a este estado, los demás no acostumbran a notarlo, es un secreto, algunos sienten la paz y energía que emanan, pero en general pasan desapercibidos.
Barcelona 17 de Noviembre 2006
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